Un clásico que siempre funciona: No procrastines

A la hora de aprender a hacer buen uso de nuestro tiempo nos encontramos con un panorama cambiante. Cambian nuestras prioridades, las responsabilidades, las herramientas con las que trabajamos, las distracciones que nos afectan, etc.

Pero hay principios que no cambian demasiado. Uno de ellos, éste: No procrastines. O, dicho de otro modo: No dejes para luego lo que puedes hacer ahora.

Con unas palabras u otras, lo has escuchado y leído hasta la saciedad. Y, aun así, hay veces en las que te saltas el consejo a la torera y postergas las cosas hasta última hora, como yo y como todos.

Procrastinar es comprensible y natural. Algunos dicen que hasta beneficioso, en casos contados (como el de postergar una compra hasta reflexionar más sobre ella, por ejemplo).

Tiene sentido que, como humanos, queramos evitar la incomodidad y el esfuerzo de lo que no nos apetece, para ahorrar energías o pasar un rato más placentero.

procrastinando

Pero, por humana y natural que resulte, hemos de admitir que la procrastinación nos hace un daño terrible.

Porque las tareas que nos resultan más pesadas no suelen ser ésas que empezamos cuando hemos de empezar con ellas, sino las que postergamos. Precisamente por postergarlas se vuelven más aborrecibles.

Algunas de esas tareas son poco pesadas, en realidad. Lo que las vuelve pesadas es el acto de pensar en ellas, una y otra vez, diciéndonos a nosotros mismos que son un tostón.

La procrastinación es sólo una mala costumbre

Para sentirte menos estresado y ligero de carga, puedes adoptar el hábito de hacer lo que es más importante en este momento, aunque no tengas ni pizca de ganas, como cumplir con las tareas de la casa o con tu rato de ejercicio.

Hay una buena razón por las que esas actividades están en tu lista. Una razón por la que son importantes para ti. Si no la hay, quítalas de ahí. Pero, si aún es importante, ¡ocúpate de ellas!

Abajo con las excusas y con las zancadillas emocionales. Cuando haces lo que te propusiste hacer en este momento, verás que ocurren tres cosas interesantes:

(1) La tarea (poco apetecible, en un primer instante) se torna más simple, porque te has ocupado de ella en el momento apropiado.

(2) Te quitas líos de la cabeza. La tarea dejará de acosarte hasta que te pongas con ella.

(3) Las emociones cambian. Te sientes mejor, porque te estás ocupando de lo tuyo.

Recuérdalo la próxima vez en la que sientas la tentación de postergar algo que necesitas dejar hecho el día de hoy.

Y, para terminar de decidirte, dejo por aquí una pregunta que cambia el modo de ver la procrastinación.

¿Qué hay mejor que hacer lo que quieres?

No va a pasar nada si te saltas un día en esa tarea. Claro que no. Pero, ¿por qué vas a saltarte el de hoy? ¿Qué otra cosa es mejor que hacer lo que quieres?

Esa pregunta puede servir para vencer la resistencia cuando te debates entre hacer una actividad u otra.

De un lado, está la actividad importante. Por ejemplo, hacer ejercicio. ¿Pasa algo si te lo saltas sólo hoy? No, nada grave. Porque lo decisivo es que cumplas con esa tarea la mayor parte de los días.

Del otro lado, está la actividad tentadora. Tal vez, quedarte frente a la tele o el ordenador. Oh, sí. Te apetece más que el ejercicio.

Visto el dilema, puedes probar a zanjarlo con una pregunta demoledora: ¿Es mejor quedarte sentado que hacer ejercicio?

¿Qué actividad te acerca más a tus objetivos?

meta

No tienes ganas de hacer ejercicio. Vale. ¿Qué actividad es ahora mismo mejor que ésa? ¿Ver la tele? ¿La tele mejorará tu forma física, que es lo que tú quieres?

No quieres estudiar. Qué pesadez. ¿La opción de pasar un rato leyendo cotilleos es mejor que ésa?

No te apetece… lo que sea que no te apetezca y que tú has elegido porque es positivo para tu vida. Muy buena tiene que ser la otra opción para que valga la pena renunciar a lo que quieres.

La posibilidad que hoy tienes de avanzar un paso más hacia donde quieres ir es un privilegio (no un castigo). Disfruta de ese privilegio en primer lugar y, después, ves la tele o recorres Facebook.

La mayor parte de las cosas grandes que consigues está compuesta por pequeños pasos que das día tras día. Cada vez que das un paso en la dirección que tú quieres, más cerca estás de tu objetivo.

Es verdad. No pasa nada porque te saltes el paso de hoy. Pero, si puedes darlo, ¿por qué vas a saltártelo? ¿Qué otra cosa es mejor?

Ya verás lo bien que te sientes cuando no procrastines y des el paso de hoy. Mucho mejor que si te quedas viendo la tele. No renuncies a esa sensación. Disfrútala.

Imagen de Invisible Hour


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Comentarios
2 respuestas a «Un clásico que siempre funciona: No procrastines»
  1. angel

    Excelente reflexión! Muchas gracias por el montón de cosas que me has enseñado, de verdad que me han servido muchisimo en mi vida diaria, sigue adelante con tu blog que es uno de los mejores que he visto pero eso si no te olvides de descansar tambien! 😉
    Saludos desde Colombia

    1. Casandra – TBM

      Tienes razón, angel… A veces me «emociono» con hacer cosas y descanso menos de lo que necesito para poder seguir con energías… En fin, todos estamos aprendiendo. 😆
      Saludos desde España. 🙂