Hace unos tres años se publicó en ADN el resultado de un estudio sobre las cosas que hacían felices a los españoles.
En el top tres nos encontramos con: ir de compras, celebrar la Navidad y dormir la siesta.
Puede que el panorama haya cambiado un poco a estas alturas. No obstante, vamos a hablar de ese tema: de porqué comprar nos hace felices.
¿Por qué ir de compras es tan placentero?
La actividad de comprar es agradable para bastantes personas (no para todas) y proporciona bienestar como lo hacen otras actividades (jugar, bailar, pasear, dormir una siesta tranquilita, etc.).
Las compras involucran muchos momentos felices: pensar en la persona para quien se compra, elegir el regalo, envolverlo, dárselo, recibir regalos, el sentimiento de gratitud…
Los más solidarios también se alegrarán sabiendo que comprando ayudan a mantener el puesto de trabajo de mucha gente, en el mejor de los casos (cuando no se esté favoreciendo el empleo en condiciones próximas a la esclavitud).
La serotonina, que es un neurotransmisor asociado al bienestar, se libera en el organismo y, por esto, la opción de ir de compras suele ser recurrente entre algunas personas cuando se encuentran «depres».
Digamos que, para algunos, ir de compras es un antidepresivo natural. Porque eso es lo que hacen los antidepresivos: encargarse de que el nivel de serotonina en el organismo no decaiga.
Lo anterior puede propiciar que algunas personas se vuelvan adictas a las compras, buscando esas emociones agradables una y otra vez.
Caer en esta adicción significa haber descartado el buen abanico de opciones que nos hacen sentir bien y que no le provocan daño al bolsillo. El comprador compulsivo cree que comprar… ¡es lo máximo!
Cuando ir de compras no nos hace felices
Las compras también pueden tener sus sinsabores.
Por ejemplo: la sensación de culpa por haber gastado demasiado, la envidia por no poder comprar lo que otro compra, la indecisión de no saber qué comprar o la desilusión de no haber acertado con el regalo. Momentos en los que la serotonina dice: «ahí te quedas con el marrón».
Dicho todo lo anterior, disfruta de tus compras (aunque hagas poquitas). Te sentirás mejor tú y harás también que otros sean felices. PERO, evitemos en la medida de lo posible las compras impulsivas y caer en las garras de la adicción.
Es una sugerencia.
(Fuente)
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Más sobre la felicidad y las compras:
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Gracias por venir.
Alba dice
Jejeje ahí te quedas tú con el marrón jejejeje. A mí ir de compras me encanta pero cuando no es obligatorio, es decir, me gusta si veo algo comprarlo para mí o para cualquier otra persona pero no ir a comprar porque es lo que «hay que hacer».
Me gusta más regalar algo por sorpresa que diga, me acordé de ti en cuanto lo vi, no viene a cuento pero me apetecía.
Un besazo
TBM - Casandra dice
Ah, bueno… Así te quedas con la mejor parte de la alegría de las compras. 😀
Yo también suelo moderarme… y más ahora.
Besotes!!