Tomas una decisión difícil y se la cuentas a tu amigo. Tú esperas que te apoye, pero lo que hace es justo lo contrario: ponerte pegas.
Tras escucharte con toda su atención, ese amigo te hace ver ciertos errores o aspectos que has pasado por alto al tomar tu decisión. ¿Qué haces con esa crítica?
Tu primer impulso es mandar a tu amigo a la porra. Lo último que necesitas ahora es que te aplasten la moral. ¿Y si lo que quiere es ponerte la zancadilla?
¿Cuáles son sus intenciones?
Hay amigos a los que no les hace gracia que tú avances. Se sienten mal consigo mismos cuando te ven a ti progresar. Y esto pasa con gente que se supone que te aprecia.
¿Es así este amigo? Supongamos que no. Conoces bien a esta persona y ha probado de sobra que es un amigo leal y sincero; de ésos que están ahí en las buenas y en las malas.
Además, ¿qué interés puede tener en echar abajo tus planes? Él/ella es una persona con inquietudes y proyectos; de las que hacen algo con su vida y no la desperdician viendo y criticando lo que hacen otros.
Escucha lo que dice
No eches en saco roto sus palabras. Este amigo quiere tu bien y te expresa su opinión honesta. La cual tiene mucho más valor que la de esa gente que te dice: ¡Sí! ¡Adelante! ¡Tú puedes!… Y le importa un pimiento lo que te pase.
Rodearte de gente que te hace la pelota y te dice a todo que sí es muy motivador, dónde va a parar.
Pero esto no es útil, cuando hay un error o una consideración importante que necesitas tener en cuenta a fin de no estrellarte. Porque quien va a afrontar las consecuencias de tu decisión eres tú, no el club de fans.
Escúchala. Por escucharla no pierdes nada. Él/ella podrá tener o no razón. Tú podrás o no hacerle caso. Pero valora su honestidad.
De vez en cuando, no viene mal que nos ayuden a pensar, a ver las cosas de otra manera, a reconsiderar lo que teníamos tan claro. Y somos afortunados cuando encontramos ese apoyo en un amigo que nos quiere.
Imagen de comeonandorra