Mostrarte diferente con total descaro puede interpretarse como una crítica indirecta por personas que no compartan tu modo de hacer o de pensar.
Ofendes, aunque no lo pretendas.
La crítica indirecta del que nunca ve la tele
En un descanso donde te juntas con tus compañeros, estos hablan de los programas de la tele que más les gustan. Todos mencionan alguno. Cuando te miran a ti, les sueltas con un tono de desdén:
– Ahh… Yo no veo la tele. Tengo otras cosas interesantes que hacer.
Oh, porras… Metiste la pata al decirlo de esa manera. Alguno puede buscarle la vuelta y encontrársela.
¿Qué pasa? ¿Acaso ellos no tienen cosas interesantes que hacer? ¿La tele es para esa gente ociosa con horas de sobra?
Tu comentario (inocente) resultó ser una crítica indirecta sobre cómo emplean el tiempo tus compis.
Después, puede que la conversación siga como si tal cosa. Pero ahí quedó el pellizco antipático que les diste al marcar la diferencia con ellos.
Sé precavido al mostrar tu idiosincrasia
La gente con la que tienes más confianza te hace “el pasar” con este tipo de comentarios. Y tú tampoco te ofendes (supongamos) cuando tu amigo te suelta:
– Nunca voy de blanco. Detesto la ropa blanca.
Sabes que no lo dice a la mala, aunque te vea a ti usar ese color a menudo, porque es tu favorito.
Pero, cuando te ves ante un grupo de gente de padres desconocidos, la cosa cambia.
Ahí, los tienes. Les encanta vestirse de blanco (puede que con capucha y todo) y tú lo sabes. ¿Decirles que el blanco es un color detestable te parece buena idea?
Ten cuidado. Mostrarte muy diferente a un grupo homogéneo puede salirte caro. El precio más bajo a pagar es que te den de lado… y ya es bastante alto.
Esto es un recordatorio-automensaje que resulta de releer la ley 38 de las 48 Leyes del Poder, de Robert Greene: Piense como quiera, pero compórtese como los demás.
Si quieres ejemplos bien explicados, ya sabes dónde encontrarlos.
Y, si no, quédate con que tu originalidad no siempre va a ser bien apreciada cuando la expreses en público.
Cuando vaya en contra de las costumbres de la mayoría, puede tomarse como una crítica indirecta. A algunos les va a parecer que escupes sobre sus opiniones o buen criterio. Será una ofensa.
Sabiéndolo, es cosa tuya cómo lo uses.
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