¿Te gusta la palabra “sueño” cuando se emplea para referirse a objetivos? Hay que admitir que queda bonita la expresión: “¡Lucha por tus sueños!” En cuántas películas la dicen…
Tras escuchar la frase, el o la protagonista se emplean a fondo. Y, cuando termina la historia, saborean su sueño convertido en realidad.
En mi caso, le tengo más simpatía a la palabra “objetivo” que a la palabra “sueño”. Será porque he conocido a personas que soñaban con una vida diferente, limitándose a eso: a soñar.
Las personas que he visto dar vida a sus “sueños”, si es que se referían a ellos, empleaban palabras poco relacionadas con lo onírico: metas, planes, proyectos, etc.
Supongo que comenzaron en el mismo punto que los primeros: deseando que aquello formara parte de sus vidas. La diferencia es que los segundos hicieron algo al respecto.
¿Qué es ese “algo” que transforma los sueños en realidades?
¿Las varitas mágicas? ¿Los inventos de Doraemon? Mmmm… Creo que, siguiendo con la línea del blog, nos quedaremos con ideas más terrenales.
• Aclara y enfoca tu sueño. Si te pidieran que lo dibujaras, ¿qué pintarías? Si pensaras en un día cualquiera en el que tu sueño fuera real, ¿qué estarías haciendo?
Para partir con la motivación a tope, es preferible tener las ideas claras: “Quiero dar la vuelta al mundo.” Vale. Ya está hecho lo primero.
• Piensa en un objetivo realizable. Que sea muy difícil, es lo de menos. Pero sí es importante que te veas a ti mismo alcanzándolo.
¿Hay posibilidades de lograrlo? Pues, ¡a por todas!
• Date espacio para aprender. Cuando comienzas a trabajar por un objetivo, lo más normal es partir sin todo el conocimiento ni toda la experiencia. Sabes más a medida que avanzas.
• Equivócate y fracasa. No se trata de que fracases adrede, sino de que aceptes el fracaso como una parte más del aprendizaje que necesitas para trasformar tu sueño en realidad.
La gente más exitosa suele fracasar bastante. ¿A qué crees que se debe? A que hacen cosas. Unas les salen bien y de otras aprenden… para que lo siguiente les salga bien.
• Trae tu sueño al presente. No lo contemples como un horizonte lejanísimo, porque esto desinfla la motivación o produce una parsimonia indeseable.
Míralo como una realidad que estás conquistando desde hoy mismo. Cada paso es importante para llegar a la meta. El que des hoy forma parte de la misma.
• Disfrútalo. ¿Te hace feliz el recorrido? Piénsalo. Porque la idea es ser feliz durante el mismo, no sólo cuando tu sueño se materialice al completo.
• Rodéate de apoyos. Elige bien. Si compartes tu sueño con otras personas, que sean ésas que te van a escuchar, a asesorar, a animar… ya sabes. Y mantén al margen a ésos que sabes que se van a convertir en piedrecitas (o peñascos) en el camino.
• Y, la guinda: ¡Comprométete! Lucha por ese sueño o como sea que lo llames.
Ya que tuviste la creatividad para recrearlo en tu cabeza, usa esa misma capacidad para generar ideas, para motivarte, para superar la incertidumbre, para levantarte tras los errores y para seguir adelante.
¡Venga! Somos muchos los soñadores en acción. 🙂