¿Por qué los problemas de los demás parecen más fáciles de resolver que los nuestros?
A veces ocurre. Un amigo comparte contigo una situación que no sabe cómo manejar o resolver. Y tú, sólo con la explicación que te da, atinas a darle opciones para que resuelva su problema. ¡Buenas opciones!
Quizás después te preguntas: ¿Por qué no tengo esta inspiración a la hora de resolver mis propios problemas?
La respuesta a la pregunta puede ser que tú estás tan inmerso en tu problema actual, que te cuesta mirarlo de manera simple y objetiva. Esto es, sin drama añadido, sin miedos y sin otras creencias limitantes que lo hacen parecer un lío tremendo.
Por eso, cuando tu amigo te cuenta su problema, eres capaz de orientarlo bien: Porque tú no cargas con todo ese paquete que no lo deja pensar con claridad.
Entonces, ¿cómo te liberas de esa carga para ver tu problema de manera más objetiva?
Aprovechando tu tino para dar buenos consejos a los amigos, podrías salir de tu propia cabeza y meterte en la de otro. 😀
Por ejemplo, podrías pensar en una persona que quieras o admires y preguntarte: ¿Qué haría él/ella en una situación así? ¿Qué es lo que a mí me impide hacerlo?
Y, si esto no te apetece, otra buena idea es que compartas tu problema con un amigo, para tener su visión fresca del asunto.
El punto es que “desvistas” el problema, para ver lo que te está frenando y, quizás, salidas que antes no veías.
El problema menguante
Tomar distancia de un problema sirve para mirarlo de un modo distinto, mucho más práctico y manejable.
Aparece ante ti la situación «desnuda», sin las interpretaciones poco útiles que tú has hecho de la misma y sin la influencia de emociones negativas que no te dejan ver más allá.
El miedo, el agobio, el cansancio, la presión de los demás, la creencia infundada de que no eres capaz de superar esa prueba que te ha puesto la vida… Todo eso desaparece. Y ante ti queda lo esencial, que es justo lo que tienes que resolver.
En resumen, la sugerencia es ésa: desviste tus problemas.
Cuando tengas delante de ti un problemón, busca el modo de dejarlo «en cueros». Ingéniatelas para quitarle de encima todo lo que le sobra. 😉
Mucho o poco, ya verás que mengua. Y así es más probable que encuentres tus opciones para avanzar.
Imagen de Daniela Vladimirova