Dejemos a un lado las fechas especiales y quedémonos con la mayoría, los días sin acontecimientos extraordinarios.
¿Qué tiene que pasar para que digas: “Caramba, qué día más bueno…”?
Si llevas una temporada estresado y/o trabajando a destajo, es probable que tu día ideal sea ése en el que puedes relajarte a gusto. Te quedas en una tumbona leyendo o viendo la tele, sin preocupaciones ni presiones, y eso lo hace ideal.
También puede ser ideal en caso contrario; cuando llevas tiempo un tiempo más bien parado y lo que te apetece es acción: trabajar, viajar, salir y entrar.
Prescindamos de esas situaciones extremas, si te parece, y quedémonos con un día en el que cabe un poco de todo.
Un día como pueda ser éste, en el que haces cosas que te apetecen y son beneficiosas en algún aspecto; cosas que te apetecen y son una pérdida de tiempo; cosas que no te apetecen, pero sí son útiles… o cosas que ni te apetecen ni te sirven para nada.
En fin, un montón de cosas.
Piensa en ellas. ¿Las cosas más importantes para ti son las que ocupan más tiempo? ¿Tienen suficiente protagonismo en tu día?
Diseñando el día ideal
Yo pasé una temporada en las que esperaba con ansia el fin de semana o las vacaciones.
Los días de diario los pasaba envuelta en un montón de actividades (más o menos útiles). Y el día ideal era ése en el que me quitaba pronto de en medio lo pesado y podía dedicarme a lo que me hacía feliz.
¿Y qué me hacía feliz? Compartir tiempo con las personas importantes de mi vida, progresar en mis objetivos, descansar lo necesario, divertirme… Mi día ideal era (y es) ése en el que el protagonismo se lo llevan las cosas importantes.
Ahora trato de revertir los papeles, para que lo más importante tenga el protagonismo que merece.
Lo importante merece más tiempo, más atención, más dedicación.
Por eso, quito tareas que ni me gustan ni son importantes para mí, invierto menos energía en conflictos con personas que ni me van ni me vienen, elijo no estresarme por nimiedades (y muchas veces lo consigo), etc.
Personas, actividades y circunstancias poco apetecibles siempre va a haber. Pero trato de que lo más importante para mí no se quede en las esquinas. Quiero que ocupe el lugar central, aunque muchas veces resulte complicado.
En la medida que mi día a día se va llenando con lo importante, más «días ideales» vivo y más cerca estoy de la felicidad.
Eso, en mi caso. ¿Qué hay de ti? ¿Se parecen los días ordinarios que vives ahora al día ideal que tienes en mente?
Imagen de Joaquin Villaverde Photography