Hacemos tantas cosas a lo largo del día… Algunas de ellas, sin propósito definido o una sesuda razón que las sustente. Ni falta que hacen. Nos “nacen” en ese momento.
Bailamos, reímos, jugamos o nos comemos a besos a esa personita que adoramos. ¡Oh! Y también nos preocupamos, nos enfadamos o pasamos un ratazo en una distracción absurda.
Ocurre que, aunque lo que realizamos no tenga un “porqué” claro, sí suele tener consecuencias.
Tus acciones tienen consecuencias
Piensa en cómo te sientes después de acciones o pensamientos “positivos” (llamémoslos así). Después de una carrera improvisada por el parque o después de acordarte de una persona que quieres mucho, por ejemplo.
Lo que acaba de suceder se presta a ser hilvanado con un momento agradable, en este caso. Tal vez, te sientas relajado después de correr o te entren ganas de llamar a esa persona querida.
Ahora, según tu experiencia, observa dónde van a desembocar bastantes acciones o pensamientos “negativos”.
- Dónde te llevan esos minutos de cabreo con el vecino, que en lugar de saludarte te ha vuelto la cara.
- Dónde te lleva la preocupación de esta tarde.
- Dónde te lleva la hora discutiendo sobre qué artista es el peor. ¿Dónde?
Vale. Puede que no sólo te “nazcan”, sino que tengas tus razones para enfadarte, preocuparte o distraerte con los asuntos que gustes.
En cualquier caso, habrás de asumir las consecuencias. Ese momento acabará y le sucederá otro, donde puedes ir arrastrando el mal humor o la tensión. Y, aunque no la arrastres, piensa en lo que has ganado con esas acciones o pensamientos “negativos”.
La vida es corta. Hay comportamientos y actitudes que son un lujo, porque suponen un gasto innecesario de tiempo, que no se puede reponer. Un gasto que crece si, además, arrastras el malestar y el estrés a los momentos que siguen.
Considéralo, si te ves envuelto en acciones o pensamientos que suelen desembocar en más malestar. Si en esos momentos surge, como un destello, la pregunta: ¿sale algo bueno de aquí? O, ¿dónde me lleva esto?
Respóndela. Y, si la respuesta no es agradable y puedes cortar ese momento, córtalo. Permite que empiecen otros que te lleven a mejor puerto.