A lo largo del día, muchos de nosotros nos exponemos a aquellas ideas que van en línea con lo que pensamos o lo que nos gusta.
Leemos contenidos que se acercan a cómo entendemos el mundo. Preferimos información, entretenimiento o conversaciones sobre temas que nos llenan, preferiblemente si su enfoque se parece al nuestro.
Hay razones por las que hacemos esto:
- El límite de tiempo. Hemos de ser selectivos. Lo que más nos importa tendrá un lugar privilegiado frente a otras alternativas.
- El exceso de información. También hemos de seleccionar para no saturarnos.
- La comodidad. Es más cómodo “nadar” entre ideas afines que ir a contracorriente.
- La confirmación. Al encontrarnos con otros que van en la misma línea que nosotros, sentimos que hemos elegido bien. La nuestra es una buena opción.
Tiene sentido. Pero si siempre nos exponemos sólo a lo que nos gusta o a lo que creemos que es lo correcto, nos vamos haciendo más rígidos. Y, tal vez, un poco más intolerantes ante ideas opuestas a las nuestras.
Exponte a otras ideas
Con la frecuencia que tú creas oportuna, lee y escucha opiniones que chocan con las tuyas. Hazlo y, mientras lo hagas, no busques en tu interior razones para rebatir el mensaje. Más bien, pregúntate porqué esa persona piensa del modo en que lo hace.
Ésa propuesta me la hago también a mí misma. La mayor parte del tiempo prefiero exponerme a ideas y contenidos que van con mis gustos y mi forma de pensar.
Y más de una vez me he “cazado” a mí misma desmontando mentalmente un artículo con opiniones diferentes a las mías conforme lo iba leyendo. Afortunadamente, cada vez lo hago menos.
¿Qué ventajas tiene tratar de entender al otro?
1) Te liberas del peso de demostrar que tienes la razón y de que tu manera de ver la vida es la más apropiada.
No tienes porqué sacar a nadie de su error. Cada cual elige lo que elige según su propio criterio.
2) La convivencia es más agradable. Tu mejor amigo puede dar el campanazo con una decisión que tú no hubieras tomado ni borracho. Y ahí estarás, tratando de entenderlo, en lugar de someterlo a juicio y declararlo tonto perdido.
Quien dice tu amigo, dice cualquier otro humano que diga o haga cualquier cosa que se aleje de tus esquemas: Ellos sabrán porqué lo hacen.
3) Aprendes. ¿A que has cambiado de opinión alguna vez o el modo en el que siempre has hecho una determinada acción GRACIAS a que otro te ha mostrado una alternativa más convincente?
Eso fue posible porque estuviste receptivo a las ideas novedosas. Pero no siempre que te expones a ideas distintas cambias de opinión…
4) También ganas en convicción. Ya has visto que hay otras posibilidades que son buenas para las personas que las eligen. Las conoces. Las entiendes. Y lo que tú has elegido sigue pareciéndote lo adecuado para ti.
En resumen: Exponernos a puntos de vista distintos no conlleva despojarnos de nuestras convicciones o preferencias, sino tratar de entender la realidad que nos rodea.
Eso nos hará un poco más flexibles y sabios. No desaprovechemos la oportunidad.
Imagen de Bunnyrel