«Salud, dinero y amor.» ¿Ése es el trinomio que explica la felicidad? ¿Habría que considerar además la influencia genética?
Pues no tiene por qué. La realidad es más simple y más fácil de lo que parece.
La receta para ser feliz no está en que todo vaya bien y, mucho menos, en creer que nuestra propia felicidad está donde dicen los otros que está.
Por ejemplo, hay quien piensa que para ser feliz tienes que tener una pareja. Es una creencia tan extendida que, cuando no tienes pareja, hay quien te mira «raro».
Yo no tengo pareja en este momento. Si más adelante la tengo, ¡genial!, pero por ahora no es el caso y no es algo que me traumatice ni mucho menos.
Sin embargo, cuando mi familia me pregunta y se lo digo, me dicen con cierta pena que «ya llegará» o algo similar. Para no ser muy borde, no les contesto, pero me quedo pensando: «Si no llega, que se quede donde está.» (O voy yo en su busca. Quién sabe.)
A lo que vamos…
¿Se puede ser feliz sin pareja? Yo sí puedo. ¿O voy a vivir amargada de aquí a que la tenga?
En realidad, no son tanto las circunstancias, sino cómo vivimos dichas circunstancias las que acarrean felicidad o desdicha.
Las circunstancias vitales afectan, pero no tanto como lo hace la actitud
En un trabajo que tenía conocí a bastantes personas con problemas de salud. Algunas de ellas tenían un aspecto triste y apagado, pero otras eran una lección andante de vitalidad y optimismo.
Ocurría lo mismo que con mi inexistente pareja. Alguna vez me tocó acompañar a alguna de estas personas y nos encontramos a alguien en la calle que decía: «Pobrecito».
¿Pobrecito? Pues ese «pobrecito» tenía la capacidad de disfrutar a lo grande de docenas de instantes diarios en los que quizás la persona que se compadecía de él no pensó.
Entonces, ¿se puede ser feliz aun cuando el cuerpo no funcione con la precisión de un reloj suizo? A mí hay personas que me han demostrado que sí se puede.
Es cuestión de querer serlo y de entrenarse en ello, más que de acaparar dones y venturas.
El proceso puede asimilarse, por ejemplo, a cuando queremos perder algo de peso. Ya sabes: nutrición equilibrada, algo de ejercicio… y ¡ser constantes!
¿Quieres ser feliz? Pues quiérete, aprecia lo que te rodea, ten una actitud positiva, persigue lo que quieres… y ¡sé constante!
¡Ah! Y ten tu propio concepto de felicidad, que no tiene porqué coincidir con el de otros.
Imagen de Vato Bob
Comentarios
7 respuestas a «La felicidad sin condiciones»
Que foto más bonita :), el niño es super tierno uyuyuyuy, dan ganas de comérselo jejeje (no entiendo muy bien esta expresión caníbal jejeje).
La felicidad es un sentimiento sobre el que millones de personas han escrito, investigado, dialogado…Tienes razón, la felicidad la decide cada uno, lo que a mí me hace feliz quizá a otra persona le resulte absurdo y viceversa.
Con lo de la pareja te entiendo. Típica frase «No te preocupes, ya aparecerá», a lo que yo siempre contesto, ¿de verdad tengo cara de preocupada? porque yo no me la veo jejejeje.
Un gran post, como todos.
Un besazo
Gracias, Alba!
El niño de la foto es que me contagió la sonrisa. Qué maravilla. 😀
Respecto al post… Pues varias veces he hablado de cosas parecidas. Estamos tan «dirigidos» por la publicidad, las películas, las opiniones de la gente… que a veces olvidamos hacernos la pregunta básica. ¿Y yo? ¿Con qué soy feliz?
Besos!!!
Me encanta esta entrada , principalmente la parte de crear la propia definición de felicidad, también me hace reir la foto del niño, proyecta alegría.
Un beso!
Gracias, Nath!
Veo que no soy la única que quedó encantada con esa carita tan simpática.
He pensado en mi hermano en todo momento al leer esta entrada. Nació con una enfermedad genética muy problemática y hoy en día es de las personas más felices que conozco. Su actitud me parece admirable y un patrón a seguir. A pesar de sus problemas de salud viaja constantemente, se ríe, disfruta de la vida y en resumidas cuentas, es feliz.
También estoy de acuerdo contigo en cuanto a que el concepto de felicidad lo tenemos que construir cada uno de nosotros para nosotros mismos. Estamos en una sociedad en la que parece que si no sigues los patrones «normales» de conducta, ya eres un bicho raro. ¿Alguien se ha parada a cuestionarse lo que es la normalidad? Porque yo creo que tiene que abarcar miles de patrones distintos.
Un besito!
Muchas gracias por compartir la experiencia de tu hermano, B.C.
Supongo que para cada uno de nosotros lo «normal» es aquello que estamos acostumbrados a ver. Durante varios años trabajé en un centro para personas adultas con discapacidad y eso cambió por completo mi visión del mundo y de la «normalidad». Ahí me enseñaron (ellos a mí) cómo una persona puede sonreír, jugar, viajar y, en definitiva, intentar ser feliz, a pesar de estar en unas circunstancias menos favorables para intentarlo.
Gracias de nuevo. Un beso!!