8 Maneras de frenar a alguien que habla demasiado

¿Conoces a alguien que habla demasiado y que cuando empieza no hay quien lo pare?

Te cuenta tanto sus peripecias vitales como las de todo su mundo conocido y, en lugar de en una conversación, te ves metido en un monólogo insufrible e interminable.

Pasa el tiempo sin que esta persona se dé cuenta de que tú no has abierto la boca y de que quizás estés cansado de su parlamento.

Puede que le lances indirectas del tipo: “¡Ay! Me duele la cabeza”, o quizás, “A ver si llego a casa a tiempo para preparar una buena cena”.

¿Cena? Ni hablar. ¿Charlar de otra cosa o con otras personas? Olvídate.

Él/ella sigue y sigue hablando… Mientras que tú, además del dolor de cabeza, sientes que el lugar de la paciencia lo ha ocupado una poderosa ira.

¿Qué haces?

persona habladora

Lo más rápido es decirle: “¡Ya vale! Cállate un ratito, pesao.”

Pero a veces hay que ser más delicados, diplomáticos, sutiles. Para esas ocasiones en las que no queda más remedio que transigir con las normas, en Psych Central nos proponen 8 alternativas.

Ideas prácticas para resolver la situación

1. Cuando la persona charlatana va de un tema (aburrido) a otro, puedes centrar la conversación directamente: “Está bien eso que dices. Pero a mí me gustaría hablar de algo más interesante.” (Propón tema.)

2. Otra opción por si quieres hablar tú pero no te deja: Frena su discurso con algo como: “Disculpa que te interrumpa Fulanito. Tengo que contarte lo que me pasó ayer.” Y así cambias el tema. Es importante que uses el nombre de la persona para captar más su atención.

3. Otra más: “Fulanito, sobre eso que dices yo tengo una experiencia parecida”. Y ahí comienzas a contar lo tuyo.

4. Para cuando Fulanito se atasca dando vueltas y más vueltas sobre lo mismo: “Fulanito, abrevia, que tengo poco tiempo.”

5. Cuando sigue atascado y quieres dirigir a Fulanito al meollo del asunto: “Fulanito, ¿cuál es la conclusión? ¿Qué sacas en claro de todo eso?” Si puedes, acompaña la pregunta con un ligero toque en el hombro. (Ligero, ¿eh?)

6. Opción directa y honesta: “Fulanito, no me has dejado decir ni una sola palabra. Deja que yo te cuente, ¿vale?

7. Cuando lo dejas por imposible: “Fulanito, se me está haciendo tarde. Hablamos en otra ocasión, ¿de acuerdo? Ya te llamaré.”

8. Si todo lo anterior falla, haz gestos de que la Naturaleza te está llamando. “Fulanito, te dejo que tengo que ir al baño.”

Unas respuestas son más sutiles que otras, pero todas ellas nos ayudan a ser asertivos cuando una persona esté hablando sin parar, acaparando nuestro tiempo y atención sin consideración alguna por su parte.

Útil, ¿verdad?

Imagen de Gustavo Minas


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