Diferencias: fuerza de voluntad, autodisciplina y autocontrol

Fuerza de voluntad, autocontrol y autodisciplina son conceptos tan íntimamente relacionados que a veces los podemos utilizar indistintamente para referirnos a una misma idea.

Cuando yo uso estas palabras en el blog, no soy muy escrupulosa y no me paro a pensar qué expresión es la más idónea de las tres a la hora de transmitir una idea. Con que ésta se entienda, me doy por satisfecha.

Pero, poniéndonos tiquismiquis, hablemos de los matices que existen entre ellas.

Fuerza de voluntad y autodisciplina

La línea que separa fuerza de voluntad y disciplina (o autodisciplina) no está muy clara. De hecho, estas dos capacidades suelen ir juntas, sirviendo la una a la otra.

La fuerza de voluntad, como ya hemos dicho, es esa energía interior que te hace tomar la decisión de superar la pereza u otro placer momentáneo en pos de lograr algo mejor.

Ese “algo” lo tienes muy claro. Es lo que te da la fuerza.

La autodisciplina es amiga de la anterior y podemos definirla como capacidad de seguir adelante con esa decisión que has tomado.

Con la fuerza de voluntad, tomas la decisión. Con la autodisciplina, ejecutas. (No necesitas pensar más. Lo haces porque sí.)

Por ejemplo: Estás a dieta para adelgazar un poco. Tu fuerza de voluntad te ayuda a rechazar las deliciosas tentaciones, porque has decidido que el objetivo a largo plazo (verte más delgado) vale la pena.

Y, con autodisciplina, perseveras en tu objetivo, incluso esos días en los que tu fuerza de voluntad está renqueante. Cumples automáticamente.

diferencias

¿Y el autocontrol?

Lo del autocontrol es más sencillo. Porque, cuando hablamos de objetivos que quieres conseguir, viene a ser lo mismo que la fuerza de voluntad.

Tienes la fuerza de voluntad o el autocontrol para resistirte al chocolate, en el ejemplo de la dieta.

La diferencia entre fuerza de voluntad y autocontrol es que éste tiene una dimensión social.

Básicamente, es una palabreja que se inventó para regular la propia conducta sin que tenga que haber necesariamente un objetivo de por medio, destacando especialmente en situaciones sociales.

Por ejemplo: Estás tan enfadado, que te apetece gritar a lo loco y liarte a puñetazos en mitad de un centro comercial, pero no lo haces. Eso es autocontrol.

No actúa esa fuerza de voluntad para perseguir un objetivo específico. Simplemente, acatas las normas sociales y te portas bien (hasta que llegas a tu casa y te desahogas como quieras… o no).

 

Y, ahora que ya conoces las diferencias, úsalas como gustes.

Imagen de nickwheeleroz


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