¿Te interesa desarrollar fuerza de voluntad? De eso vamos a ocuparnos.
Llegó el fin. El fin de la excusa: No tengo fuerza de voluntad… para hacer esto o aquello.
Nadie nace con fuerza de voluntad. Quien no la tenga la puede desarrollar, salvo en casos excepcionales. Y el resto podemos progresar en su manejo para conseguir nuestros objetivos, que es lo que a todos nos interesa.
Lo que necesitamos para desarrollarla es práctica y paciencia. Cosas que a muchos nos echan para atrás, porque nos suena a hacer un esfuerzo soberbio y a largo tiempo antes de ver resultados.
Pero no tiene porqué ser tan duro.
Vamos a dar unas pinceladas sobre cómo funciona la fuerza de voluntad. Y, a continuación, unas estrategias para desarrollarla. Explora a tu gusto.
Cómo funciona la fuerza de voluntad
La fuerza de voluntad es una de nuestras principales armas a la hora de conseguir determinados propósitos.
Es la que se encarga de ponerle freno a determinados impulsos para encarrilarte por lo que has decidido hacer (que es lo que te conviene) y no por lo que te apetece hacer justo en ese momento.
Si te gusta más el término, puedes llamarla «autocontrol», porque hay poca diferencia entre una cosa y la otra.
Antes de aproximarnos a ella hay que tirar a la papelera la idea de que la fuerza de voluntad está relacionada con la «moralidad».
- Tiene fuerza de voluntad: Es bueno.
- No la tiene: Es malo.
Eso no nos sirve y ahora veremos porqué.
Dónde está mi fuerza de voluntad
La fuerza de voluntad es un recurso limitado y está controlado por un área del cerebro (el córtex prefrontal), que también se ocupa de la concentración, de la memoria a corto plazo, de la resolución de problemas abstractos, etc.
Total, que es un área ocupadísima. Aunque a veces no trabaja tan duro y nos deja soñando despiertos, despistándonos tontamente y resolviendo los problemas de la forma más comodona posible.
Ese es el caso: Quien tiene poca fuerza de voluntad no es que sea malo, sino que tiene el cerebro entretenido en otros menesteres, en lugar de estar pendiente del asunto clave.
Desarrollando el músculo
Según Roy Baumeister, uno de los investigadores que más se ha ocupado de este asunto, la fuerza de voluntad funciona como un músculo.
Si te exiges demasiado y trabajas hasta la extenuación al principio, solo lograrás cansarte. En cambio, si ejercitas el músculo moderadamente, crecerá a largo plazo.
Lo positivo de esto es que, gracias a los pequeños entrenamientos, tu fuerza de voluntad irá creciendo con el tiempo y un buen día notarás su presencia, como si de unos buenos bíceps se tratara.
Después de una temporada de constantes pasitos, necesitarás menos esfuerzo para hacer eso que ahora te cuesta tantísimo.
¿Dónde está la clave?
- En ir muy despacio, pero seguro. Venciendo pequeñas tentaciones y volviéndolas a vencer cuando se den pasos atrás.
- En no agobiarse. La fuerza de voluntad no funciona cuando estás estresado.
- En apoyarse en la motivación tanto como puedas. Hay una razón importante para hacer lo que haces. El objetivo merece la pena y a cada pequeño paso está más cerca.
- Y, por supuesto, en tener sentido común. Para desarrollar la fuerza de voluntad has de comenzar solo con un propósito (no dos o tres).
Con esta aproximación, tenemos lo necesario para apuntar las ideas que siguen. 😉
Piensa en un objetivo concreto. ¿Ya?
Manos a la obra.
6 Ideas para desarrollar fuerza de voluntad
1. Elabora un plan
Esboza tu plan. Sí, ponlo por escrito. Sea cual sea tu objetivo, traza un plan de ruta para llegar a él.
- ¿Cómo voy a cuadrar mi rutina de ejercicios en mi día?
- ¿Qué ejercicios en concreto voy a practicar?
- ¿Cuántos minutos?
Establece una estrategia. Improvisar sobre la marcha es menos efectivo.
La idea de ponerlo por escrito es para ganar en claridad. También, para darle consistencia al compromiso que tienes contigo mismo. Ambas cosas ayudan.
Y tiene otra utilidad: ver tu evolución, si te decides a llevar un registro de tu progreso. Es una idea para permanecer motivado.
Imagina que estás llevando a cabo un régimen para perder peso. Registras en un diario tu evolución y cómo lo estás llevando. Todo va bien, pero en esta semana has engordado un poco.
Obviamente, no pasa nada. Sigues adelante, porque tu progreso consta por escrito y tú puedes ver que, durante varios meses, tu esfuerzo ha funcionado.
Posiblemente, si no hubieras anotado nada, te desanimarías más con el último dato (eso, si no mandas el régimen a la porra) y te dirías: «Es que no tengo fuerza de voluntad«.
Claro que la tienes. ¿No has visto todo lo que has progresado en los últimos meses? 😮
(Nota, por si acaso: Un régimen de adelgazamiento siempre ha de estar supervisado por un profesional.)
2. Identifica tus tentaciones
Llámalas tentaciones, debilidades, distracciones o como gustes. Observa cómo te afectan y no niegues el poder que tienen sobre ti.
Por ejemplo, no le das importancia a interrumpir tu trabajo para visitar con frecuencia Facebook. Según tú, podrías trabajar de corrido si quisieras. Pero no ocurre así, porque esa distracción te engancha más de lo que a ti te parece.
O, estando a dieta, se te da bien controlar el consumo de galletitas y otros tentempiés. Con el helado, no pasa igual. Es tu punto débil.
Identifica bien cuáles son esas tentaciones según tu objetivo y características personales. Tenlas claras.
3. Evita las que puedas
Ya que sabes cuáles son, evítalas para no desperdiciar energías. Y, la que no puedas evitar, póntela difícil.
Ejemplos:
- Si Facebook te distrae mientras trabajas, bloquéate el acceso en ese rato.
- No traigas helado a casa y así no sucumbes.
- ¿Vas a una tienda donde sueles gastar mucho? Llévate el dinero justo.
Juega a la ofensiva
El doctor Baumeister también nos dijo que la gente con un mayor autocontrol suele pasar menos tiempo resistiendo tentaciones que la gente más «débil». ¿Cuál es el truco?
La gente con más autocontrol no se desgasta tanto (quizás por eso tienen más). Ellos procuran evitar las tentaciones anticipándose a ellas. Suelen prever las posibles dificultades y ajustar su plan de acuerdo a las mismas.
Un ejemplo: Alguien que evita poner la televisión mientras trabaja, cuando sabe que se va a distraer con ella.
Ten en cuenta que es más fácil evitar una tentación que resistirse a ella. Evita todas las que puedas, pero ten en cuenta lo siguiente.
No pongas a prueba tu voluntad en medio de la tormenta
Si atraviesas un período particularmente estresante, es una mala idea demandarte a sí mismo fuerza de voluntad.
Esta energía la estás empleando en superar la crisis, que es lo prioritario.
Por ejemplo: Ante un cambio radical en la situación laboral o una ruptura de pareja, ¿es buena idea proponerse dejar de fumar? No, no es el momento más indicado.
Si te es posible, elige los momentos vitales más tranquilos para proponerte objetivos que te demandarán mucho autocontrol.
Claro, uno nunca sabe qué pasará mañana. Lo mismo la vida da un vuelco. La idea es que es preferible comenzar cuando no se está en plena tormenta.
4. Tolera las situaciones incómodas
Habrá momentos incómodos. Ocasiones en las que te sentirás frustrado, triste, ansioso, aburrido, etc. Y, como humano que eres, querrás evitar el dolor o la incomodidad.
- Querrás quedarte en la cama cuando haga mucho frío.
- Querrás comerte tú solito un barreño de helado.
- O querrás hacer a un lado el trabajo y pasarte la tarde con los amigos de Internet.
Querrás, pero no lo harás. No sucumbirás. Y, cada momento de estos que venzas, más resistente te hará ante esas situaciones.
Claro que no tienes que vencerlos absolutamente todos. Puedes disfrutar de tus tentaciones preferidas con moderación y en momentos que tú elijas.
(Salvo que estemos hablando de adicciones, por ejemplo. Si tu objetivo es dejar de fumar, habrás de vencer las tentaciones una tras otra. Y cada vez, eso sí, será más llevadero.)
5. Supera los errores y sigue adelante
Muchas personas, después de hacer bien todo lo anterior, se quedan atascadas cuando cometen un traspiés. Solo por eso creen que no van a tener fuerza de voluntad para seguir.
Sin embargo, los errores son parte del camino. Además, muy buenos instrumentos para tomar nota de ellos.
Cuando sucumbas a la tentación o fracases, míralo como algo natural, porque es parte del proceso. Aprende qué ha ido mal y vuelve a tu objetivo mañana, con el propósito de no caer en lo mismo.
6. Recuerda el objetivo final
No pierdas de vista el premio gordo. Recuérdate a menudo cuál es tu meta y porqué haces lo que haces.
Y, a cada día que avances, a cada acierto que sumes, date tu recompensa. Una, proporcional al logro y que sirva de reconocimiento.
- Aquí tienes ejemplos: Autorrecompensa tras el deber cumplido.
Elige esos pequeños premios o alicientes con los que homenajearte y celebrar el triunfo de tu fuerza de voluntad. Esto también la fortalece. 😉
Recordar continuamente porqué haces lo que haces y reconocer tu progreso te ayudará a seguir venciendo las pequeñas tentaciones y a continuar adelante cuando cometas fallos.
Y jamás envidies a los que tienen fuerza de voluntad, un autocontrol impresionante o como tú lo definas. Ellos ponen en práctica lo anterior y tú también puedes hacerlo.
Espero que te sirva. Gracias por leer.
Karlos Antonio Arce dice
Me gusta mucho su estilo, la forma amena y descomplicada, casi familiar con que escribe y transmite los cosas.
Casi todos los días, en la mañana, leo algunos de sus apuntes y trato de ponerlos en práctica. ¡Las cosas que he logrado mejorar con esto!
¡Muchísimas gracias!
Casandra - TBM dice
Muchas gracias a ti, Karlos. Me alegro mucho de que compartamos la práctica. 🙂 Seguiremos en ello. 😉
Mary Carmen dice
Hola me gustan mucho sus comentarios y me incentivan en aquellas circunstancias en donde no puedo avanzar, por que a veces siento cansancio, pero ya he empezado algunas actividades que me dan buenos resultados para lograr otras.Gracias por compartir Tus buenos Momentos y sus diferentes articulos.
Casandra - TBM dice
Me alegro muchísimo por eso, Mary Carmen. Muchos experimentamos a diario y vamos encontrando lo que mejor nos funciona. 😉 Ahí seguimos. Saludos.