A la hora de empezar con una actividad, lo ideal es que el estado de ánimo acompañe, en especial cuando hablamos de tareas duras o difíciles.
En ese caso, lo pasas mejor y hasta rindes más si estás contento, motivado, inspirado… Y, si te mueres de las ganas de empezar, ni te digo. ¡Qué maravilla!
Por tanto, no está de más que tengas en tu botiquín emocional ideas variadas para motivarte y que las uses cuando tú creas necesario.
No obstante, el día que te falten ideas o que no funcionen, también puedes hacer lo tuyo. No necesitas sentirte especialmente entusiasmado.
¿O es que tú solo haces las cosas que cuadran perfectamente con tu estado de ánimo?
No dependas de la motivación
Tus emociones no tienen porqué tener la última palabra en tu comportamiento. Puedes estar triste o apático a la hora de trabajar… y trabajar igualmente.
A veces, cuando pasamos por una etapa de bajo entusiasmo hacia un objetivo, pensamos que quizás nos equivocamos al elegirlo. No contamos con que, en cualquier proyecto, siempre hay altos y bajos.
Hay días en los que la motivación se da fácilmente, así como días en los que no aparece ni debajo de las piedras.
Esto no ocurre únicamente en determinados objetivos.
Pasa con todo: tus hobbies, tus relaciones, tu trabajo, las tareas de la casa, etc. Unas veces te sientes más motivado para cumplir con las decisiones que tomaste y otras, menos.
Es natural. Personalmente, creo que es una presión innecesaria pretender sentirte feliz y apasionado con lo que haces TODO el tiempo.
Habrá días flojos, en los que te costará más moverte. No creo que sea humano estar permanentemente pletórico de entusiasmo, ¿y tú?
Por ejemplo: Das un giro a tus hábitos alimenticios. Los primeros días estás muy contento y motivado por estar comiendo sano. Pero, inevitablemente, llega ese día en el que te aburres. ¿Otra vez ensalada?
Pues, sí. Comer sano no es una experiencia permanentemente excitante. Como tampoco tiene porqué serlo hacer ejercicio a diario o escribir.
Pero, ¿sabes qué es lo bueno?
Que te sientes mejor cuando cumples y eres consistente con la decisión que tomaste. Comes sano este día o sales a correr, pese al estado de ánimo poco propicio, y te sientes contento contigo mismo.
Habrá días en los que te parecerá aburrido prepararte la ensalada, estudiar, correr o cualquier otra actividad relativa a tus objetivos personales. Días de entusiasmo cero.
Y, a pesar de eso, puedes hacer lo tuyo. La falta de motivación no es un obstáculo tan grande… ¿O sí te lo parece?