¿Qué es lo que más te gusta hacer? Haz una lista de esas actividades o repásalas mentalmente: Dormir hasta las diez, salir con los amigos, ver una película en la tarde del domingo, etc.
Ahora, piensa en una lista distinta: ¿Haciendo qué cosas te sientes mejor contigo mismo?
Seguramente, haya elementos repetidos en ambas listas, pero no van a ser idénticas.
En mi caso, hay elementos que forman parte de ambas listas. Por ejemplo, madrugar y salir al exterior para ver el amanecer. Me encanta. Y, además, me gusto yo cuando lo hago.
Luego están los elementos que no coinciden. Me gusta tomarme un mega-café por la tarde. Pero no me gusto cuando lo hago, porque me da sueño más tarde y descanso peor.
Por otra parte, me gusta la persona que soy cuando agarro un libro para aprender algo difícil y estoy dándole vueltas a un capítulo, hasta que logro entender unas cuantas cosas.
Pero esa actividad no la incluiría entre las más placenteras. Preferiría dedicar ese rato a lecturas más divertidas.
El poder de la costumbre
En la lista de las actividades que más te gustan, tal vez se cuelan unas cuantas que mantienes porque ya sabes de la satisfacción que te brindan.
Sabes que vas a estar muy contento viendo una película, saliendo de parranda, echando un ratito en las redes sociales… o cualquier otra actividad que te guste para pasar el rato. No hay riesgo. Más o menos, tienes garantizado el disfrute haciendo esas cosas.
Pero distinto es que lo pases genial, de que te sientas contento con la persona que eres cuando estás haciendo esas cosas.
Quizás algunas de tus actividades preferidas estén ahí sólo por costumbre. Si sabes que lo vas a pasar bien viendo una peli con un montón de palomitas, ¿para qué vas a probar otra opción?
El placer como puerta de escape
Llama la atención que, cuando una persona se siente mal consigo misma, más necesita estas actividades cómodas, que garantizan cierta satisfacción. ¿Lo has observado?
Cuando te sientes mal, es más probable que recurras a actividades que pongan un “parche” en ese malestar: Vas de compras, bebes, comes, pasas la tarde con un videojuego… Lo pasas bien en ese rato, pero no consigues que te guste más la persona que eres.
Eso lo consigues cuando te preguntas: ¿En qué momentos, haciendo qué cosas me gusto más? Y eligiendo esas actividades más a menudo; cosa que no quiere decir que descartes las otras por completo.
¿Qué vas a hacer hoy?
La buena relación contigo mismo (como todas las relaciones) se construye con decisiones que tomas a diario.
A buen seguro, hoy harás cosas que te gustan y otras que no te gustan tanto. Procura que, entre esas actividades, haya algunas de ésas con las que te sientes contento y agradecido contigo mismo.
Imagen de aldoaldoz