El indicador más claro de que la pareja se hunde

Cuando una pareja discute, hay ciertos signos que muestran que la relación hace aguas, siendo también importantes su frecuencia e intensidad.

Entre esos signos destacan los que vas a leer.

  • Ponerse a la defensiva: Uno de los integrantes de la pareja echa balones fuera sin asumir responsabilidad. Eso se ve en respuestas como: “No es mi culpa; es TU culpa.” “¿Yo? Pues tú mas…“, etc.
  • Dar la callada por respuesta: Uno de los dos deja al otro como si estuviese hablándole a la pared.
  • Disparar críticas: Lo piense o no realmente, el crítico le dice a su pareja: “Eres un/una…” (Lo que sea.)
  • Mostrar desprecio: Aquí tenemos al que mira al otro con desdén, quizás diciéndole “Qué tonto eres…“; le hace una burla ridiculizando su tono de voz o realiza cualquier otro gesto que le deje claro que es inferior.

pareja en peligro

Lo habitual es que en las discusiones de pareja haya una mezcla. Pero, así por separado, ¿cuál de los cuatro signos te parece el más peligroso?

Antes, aclaremos que las discusiones son algo sano en la pareja, siempre que sirvan para algo más que para atacarse mutuamente. Sigamos.

Según John Gottman, psicólogo de la Universidad de Washington y especialista en todas estas dinámicas de pareja, el indicador más importante de que el fin se acerca es el desprecio.

El desprecio, por sutil que sea, es dañino. Quien lo esgrime tiene como fin hacer sentir inferior al otro. Por eso duele más que la crítica directa.

Lo deseable es que el miembro de la pareja que sufre el desprecio se enfrente a la situación y le ponga límites.

Uno fundamental es no tolerar que su pareja vuelva a llamarle “idiota” o a ridiculizarle de otra manera.

– ¿Y si la pareja deja de llamarme “idiota” pero lo sigue pensando?

Pues, que piense lo que quiera. Quizás esté tratando de hacer daño o pretenda salirse con la suya en alguna situación. No importa.

No se puede controlar lo que piensa la pareja, pero sí lo que piensa uno mismo.

Y el límite más eficaz en este caso es permanecer firme, creyendo seriamente que nadie tiene derecho a hacernos sentir inferiores, absolutamente nadie.

Basado en: Contempt: The Number One Sign of Marital Trouble

Imagen de Ed Yourdon


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