Objetos que te recuerdan lo que deberías ser

Si estás en casa y echas un vistazo alrededor, verás objetos que usas habitualmente, así como otros que están ahí porque te sientes bien cuando los miras.

Hoy hablamos de otros. De objetos que están alrededor o muy accesibles, pero ni son tan útiles ni contribuyen con tu bienestar. Si acaso, te recuerdan lo que “deberías” ser (según tú) y no eres.

En esta categoría entran, cómo no, esas cosas que compramos porque prometían una vida mejor. Y, por una razón u otra, ese cambio positivo no se produjo.

Pero hay más objetos que están ahí para imponernos una obligación o alimentar la culpa.

hilos de colores

¿Ejemplos? En mi casa hay máquinas de coser que mi madre ya no usa. Cuando las miro, pienso: ¡Qué desperdicio! Debería aprender a arreglar mi ropa, con lo práctico que es eso

Hay libros que compré en mis tiempos de estudiante. Me sabe mal no haberlos leído. Todos esos conocimientos, ahí, cogiendo polvo.

Una persona de mi entorno tiene herramientas de todo tipo. No le interesan las reparaciones ni el bricolaje. Supongo que él piensa que “deberían” interesarle.

A saber qué siente cuando ve medio trastero ocupado con herramientas. Yo, cuando miro las máquinas de coser o los libros de la carrera que no llegué a leer, experimento poco bienestar.

Pienso que debería ser esa persona: la que hace o arregla su ropa, a pesar de que mis aptitudes y mi interés por el tema dejan que desear; y que la aprovecha los libros, ya que pagó por ellos. Pero no me sale.

Estos objetos me lo recuerdan. ¿Motivarme? Para nada, porque tengo otros intereses. Entonces, ¿por qué siguen ahí, tan accesibles?

Son obligaciones materializadas. Un recordatorio de lo que no he hecho o de que no soy la persona que sería bueno que fuese. Y, seguramente, nunca lo sea. Pero, ¿qué tiene de malo la persona que soy ahora?

La misma pregunta te traslado, en caso de que te rodeen recordatorios de lo que deberías ser o hacer, sin que sientas interés por ello. ¿Por qué, el malestar hacia la persona que eres?

Creo que ni tú ni yo necesitamos estas presiones u obligaciones. Creo que los objetos que nos recuerdan lo que deberíamos ser, teniendo nosotros otras metas en mente, habría que apartarlos de la vista, al menos.

Porque ya somos “suficiente”. Y, si deseamos introducir algún cambio positivo, que sea porque estamos convencidos de que ESO es lo que queremos. Por sentirnos obligados por objetos, no.

¿Qué planeas hacer tú con esos recordatorios?


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