Como ya hemos dicho otras veces, hay situaciones que no puedes evitar ni controlar. Lo que sí puedes es elegir cómo te las tomas.
Mira tu actitud como una moneda. Cae al suelo y sale cruz. ¡Horror! Frustración, estrés, resentimiento, envidia o cabreo monumental.
Pero tú la agarras del suelo y le das la vuelta.
En lugar de sentirte fatal por las imperfecciones de tu envoltura que ves en el espejo, eliges ver tu cuerpo como esa estupenda maquinaria con la que puedes vivir tantas experiencias a diario. ¡Gracias, cuerpo! ¡Qué belleza!
Quieres quedarte en el sofá pero te toca limpiar el cuarto de baño. Tú eliges poner tu musiquilla mientras frotas y felicitarte por dejarlo como los chorros del oro.
Y, así, todo lo demás…
- Tú eliges ver el lado bueno o el malo de la gente.
- Eliges tomarte a bien o a mal un comentario cualquiera.
- Eliges recordarte a ti mismo que eres una persona valiosa.
- Eliges sonreír o bailar en mitad de la tormenta.
Cuando puedas elegir, opta por el optimismo. Estarás más saludable y feliz que si no le das la vuelta a la moneda.
Vale. Hay veces en las que es difícil o, de plano, no sale. A mí también me pasa. Pero incluso a esto se le puede dar la vuelta. Tenemos la posibilidad de elegir bastantes veces a lo largo del día.
La siguiente no tarda en llegar. Y esta vez… nos quedamos con la cara.
Imagen de JD Hancock