¿Tiene algo de bueno pensar en la muerte?
Por natural que sea la experiencia, la muerte es un tema de conversación incómodo. Para mí también. Preferiría hablar contigo de las muchas cosas que hacemos o vamos a hacer, que es lo que hago casi siempre.
Pero, aunque no lo comparta, el final de la vida es una cuestión en la que deseo pensar a menudo. Creo que tener presente esta realidad nos puede ayudar a vivir mejor.
Hay estudios que lo confirman. Pensar en la muerte (parece ser) nos sirve para aclarar nuestras prioridades e incluso nos impulsa a hacer cambios positivos (en la salud, en nuestras relaciones, etc.).
No es un tema agradable, ya que lo tenemos asociado a la pérdida y al dolor.
Es más sencillo actuar como si la muerte no existiera. Pero, ocasionalmente, en el entorno ocurre algo que nos recuerda que sí existe.
Quita, quita… Qué yuyu da hablar de estas cosas…
Me estoy imaginando a alguien tocando madera, por si la sola mención de la muerte bastase para precipitarla.
Pero no. Puede ocurrir otra cosa: al aceptar la muerte podrías vivir mejor, mucho mejor.
Convéncete de que la vida es cortita. A partir de entonces, es probable que…
- Dejes de darle importancia a molestias o preocupaciones pequeñas. Abajo con los dramas innecesarios.
- Perdones y dejes de estar atado por rencores o resentimientos a personas o cosas que no merecen que dediques tiempo a pensar en ellas.
- Decidas qué es lo más importante para ti, a fin de enfocar tu energía y tus otros recursos en lo que de veras cuenta (tu gente, tus proyectos…).
- Te atrevas a perseguir lo que quieres de una vez, por si le llevas tiempo dando vueltas y las dudas te frenan.
- Aproveches este día y no dediques cuatro horas a ver la tele, a menos de que estés convencido de que ésa es la inversión de tu tiempo que quieres hacer hoy.
¿A que suena chocante?
Tal vez, pensar de vez en cuando en la muerte, puede servirnos para ser más felices y para compartir más intensamente esa felicidad mientras estemos por aquí.
A mí sí me sirve. ¿Qué hay de ti?
