La vida es una aventura que a veces se complica. Se nos presentan situaciones que hemos de afrontar con creatividad, esfuerzo, paciencia o lo que sea que demanden.
Y, lo que de por sí es complicado, podemos complicarlo más aún. ¿Cómo? Con actitudes y hábitos como éstos de los que vamos a hablar.
(Para hacerlo sencillo y directo, hablaré “de ti”. Pero conste que, sobre todo y en primer lugar, me lo aplico a mí misma.)
¿Cómo logras que la vida sea más complicada, dura y difícil?
1. Abarcando demasiado
Llenas tu agenda de tareas y compromisos sin darte espacio para respirar y desatendiendo tus verdaderas prioridades.
Por cierto, ¿cuáles son? ¿Las tienes claras? Sean las que sean, atiéndelas antes de atender lo demás.
2. Tratando de controlar lo que está fuera de tu margen de acción
Empleas tu energía en cambiar lo que no está en tu mano, como el comportamiento de determinadas personas. O en situaciones que son responsabilidad de otros y, por tanto, son ellos quienes han de resolverlas.
3. Creyendo que la vida ha de ser fácil y feliz cada día
Esto garantiza la frustración y el desgaste “peleando” con la realidad.
Porque, sí, habrá días maravillosos. Pero también habrá dificultades y momentos muy dolorosos, que habrás de aceptar para, después, buscar la manera de salir adelante.
4. Viviendo fuera del momento
Ya sea recordando lo que pasó y fantaseando con lo que pudo haber ocurrido. O ya sea preocupándote con lo peor que puede ocurrir el día de mañana.
De tanto en tanto, echa un vistazo atrás para aprender. Un vistazo adelante, para preparar tu acción. Pero concentra más atención y energía en el momento presente.
5. Buscando continuamente la aprobación de otros
Quedar bien con todos es poco realista. Además, lo que consigues pretendiendo dar gusto a todos los te rodean es vivir más inseguro y estresado. ¿Vale la pena?
A eso se añade que hay respuestas que sólo puedes darte tú mismo. No necesitas buscarlas fuera. Escúchate tú. Elabora tus propias opiniones y toma tus propias decisiones.
6. Compartiendo demasiado tiempo con personas dañinas
Con ésas que no te respetan como tú mereces. Con ésas que no creen en ti. O con ésas que están ahí, parasitando y dejando tu autoestima como una pasa.
Con ésas es un error pasar mucho tiempo.
Y, para colmo, a su lado la vida se ve tannnn complicada…
7. Cayendo en el drama
Caes ahí cuando te ofendes a primeras de cambio. Quizás porque atribuyes una mala intención a otro que, simplemente, estaba en su minuto tonto del día.
Caes cuando te metes en cotilleos absurdos o te enfangas en trifulcas que ni te van ni te vienen.
Caes cuando piensas en términos de “todo-nada” o “siempre-nunca”. Y, en general, cuando incurres en exageraciones en las que malgastas tu valiosa energía.
Caes tú y caemos todos. Pero, cuanto antes nos levantemos y nos sacudamos los lodos, tanto mejor.
8. Juzgándote implacablemente
Una cosa es que seas honesto contigo mismo. Otra, que te machaques con la autocrítica y hagas la bola más grande de lo que es.
Y todavía la puedes hacer más grande, si, para ahondar en el malestar, te comparas con otros allá donde ellos lo han hecho bien y tú la has pifiado.
No te hagas esto. Cuida de la relación que mantienes contigo, que eres la única persona de la que no te vas a separar mientras vivas.
Aprende de lo que haces mal y pasa página.
Otras personas quizás no se hayan equivocado en la misma página que tú. Vale. Pero la comparación sirve de poco, porque tú no conoces todos los errores que están dispersos entre los capítulos de su vida.
9. Acumulando cosas innecesarias
Cosas materiales que no necesitas, que tú sabrás las que son. O cosas no materiales, que tampoco tiene mucho sentido que guardes para siempre (culpas, resentimientos, etc.).
10. Procrastinando
Cuando haces lo cómodo o lo fácil, en lugar de lo más conveniente, también te complicas la existencia.
Te la complicas:
- cuando evitas una tarea, que te persigue indefinidamente;
- cuando das largas a la toma de una decisión importante;
- al posponer una conversación que necesitas mantener cuanto antes;
- al resistirte a mirar la realidad como es, porque ahora es más “bonito” verla de otro modo.
Etc.
Trata de elegir lo correcto, aunque te equivoques. Y, si te debates entre dos opciones, elige la que más te cueste. (Casi siempre es la “buena”.) 😀
Con esto basta para darnos cuenta de que, en ocasiones, nosotros mismos nos hacemos la vida más dura y difícil de lo que podría ser. Cosa muy positiva, ¿no te parece?
Sabiéndolo podemos hacer algo al respecto. Hoy mismo podemos “descomplicarnos” allá donde nos parezca. Por mi parte, hay unos cuantos puntos de la lista donde necesito bastante práctica. 😉