Suena la alarma. Aún no terminas de despertarte y surge el primer dilema del día: ¿Me levanto o duermo unos minutos más?
Ése mismo lo tuve yo (otra vez) esta mañana. No me apetecía levantarme y salir a la calle con lo a gusto que podría quedarme en casa.
Gracias a la experiencia que dan los errores, he ido aprendiendo que, con bastante frecuencia, la opción difícil es mejor que la más cómoda.
Total, que me levanté. Y, ya que he vuelto con la cabeza despejada, me hallo aquí contándotelo. Las veces en las que he elegido la opción fácil he aprovechado menos la mañana y no me he sentido tan satisfecha conmigo.
¿Qué pasaría si, cada vez que surgen dilemas así, elijo lo más fácil?
Alégrate de haber tomado el camino difícil
Estos pequeños dilemas cotidianos y las decisiones que tomas se reflejan en la vida que vas construyendo. ¿Cómo sería tu vida si siempre hubieras elegido la opción fácil?
- No habrías aprendido mucho; aprender no es siempre un caminito de rosas.
- No habrías salido tanto de casa; salir supone exponerse a lo desconocido.
- No habrías conocido a personas interesantes; acercarse a ellas supone un esfuerzo.
- No tendrías relaciones valiosas y profundas; las relaciones hay que trabajarlas.
- Etc.
No habrías conseguido lo (mucho o poco) que has logrado haciendo siempre lo más fácil, lo más cómodo y lo más seguro. Gracias a que muchas veces elegiste la opción difícil, conseguiste progresar.
Muchas veces has elegido las opciones fáciles y las sigues eligiendo. Eso te pasa a ti y me pasa a mí. Pero lo importante no es elegir SIEMPRE bien, sino tratar de sumar más aciertos que errores en lo que vamos haciendo. Y en ésas andamos todos, ¿no?
Hoy, ante la duda, elige lo difícil
Seamos realistas. La mayoría de las cosas buenas que tienes en la vida rara vez caen del cielo. Tu trabajo te cuesta conseguirlas y mantenerlas. Día a día has de vencer dificultades y obstáculos.
Sean cuales sean tus objetivos y las acciones que has de realizar para conquistarlos, habrá días en los que estés desmotivado, cansado o harto. No te apetecerá dar un paso más. Pero lo darás.
Porque sabes que ésa es la única manera de conseguir buenos resultados. Y, en caso de no conseguir tanto como esperas, te queda la conciencia tranquila de haber puesto lo mejor de ti, que sabe mejor que la sensación de no haberlo intentado.
El camino fácil, después de la gratificación inmediata, ya sabes que no te llevará muy lejos. La opción difícil, al menos, te brinda la satisfacción de saber que estás luchando por la vida que quieres.
Imagen: Patrick Mackie [CC-BY-SA-2.0], via Wikimedia Commons