¿Con qué sensaciones te vas a descansar cuando termina el día?
¿Predomina la satisfacción de haber avanzado en lo que querías? Si no es así, vamos a ver cómo puedes o podemos procurárnosla.
Final del día: la hora de hacer balance
Lo mismo que hay días en los que uno se encuentra más ágil, enérgico e inspirado, hay otros en los que mandan la pereza, la apatía y demás obstáculos.
Sí, sí… Un remedio eficaz para ponerse en marcha es dar un primer paso sin pensarlo demasiado, para que no dé tiempo a inventarse excusas.
Primer paso, que quizás consista en llevar acabo alguna acción sencillita que te saque del aletargamiento.
(Aquí, un recopilatorio de propuestas: Ideas para acabar con la pereza en unos minutos.)
Pero este post, a diferencia de otros, no se concentra en «lo primero», sino en «lo último»: El final del día, cuando vas a descansar, haces balance y te sientes contento por haber elegido bien.
¿Qué haces durante el día para procurarte un buen final?
Recordemos que, a lo largo del día, estás expuesto a múltiples decisiones y que no siempre las opciones más apetecibles y sencillas son las que te hacen sentir mejor contigo mismo.
En lo que toca a la pereza, siempre puedes elegir: O tomas el camino fácil o el difícil.
Si procrastinas, estás tomando el camino fácil. Y, aunque suene demasiado exagerado, tu decisión es un autosabotaje.
- En lugar de trabajar, pasas un rato jugando con la consola.
- No te ejercitas, porque prefieres quedarte calentito en el sofá.
- Dejas de estudiar, porque es más divertido chatear en Facebook.
Te das cuenta de que es un sabotaje cuando llega la hora de dormir, te metes en la cama y te arrepientes de no haber elegido el camino más difícil: trabajar, estudiar, hacer ejercicio…
El «enemigo» has sido tú mismo con tus excusas. Para quedarte más a gusto, quizás te digas: «Es que tenía derecho a pasarlo bien por un ratito.»
Es cierto. Sin embargo, sabes bien que cada «cosa» tiene su «ratito». Y el ratito de trabajar es para trabajar.
Efectivamente, si eliges el camino difícil llegarás a la cama más cansado, pero mucho más satisfecho contigo mismo. Y así se duerme mucho mejor, ¿no crees?
Este enfoque también se puede utilizar para luchar contra la pereza y, porqué no, para dormir mucho mejor: A la hora de elegir entre la obligación y el camino fácil, piensa en ti y en tu satisfacción cuando termine el día.
Piensa en tus principios, en tus objetivos y en tu progreso diario.
Ninguna excusa hará que esta noche, cuando vayas a dormir, te arrepientas de haber elegido lo fácil.
Ahora mismo estás a tiempo de derrotar a todas y cada una de esas excusas. Esta noche te posarás en la almohada cansado, pero victorioso.
Imagen de Diego da Silva