Nadie te obligó a meterte ahí. Fue tu decisión. Y, ya que te metiste, también te vas a sacar. 😉
No eres el primero que se hace la pregunta. Yo me la he hecho a menudo al aceptar ir a ciertos eventos. (¿Qué hago aquí? ¿Quién me mandaría venir?) Otro, se la habrá hecho al ofrecerse para un trabajo. Así, muchos más.
Quién me mandaría meterme en esto
Tomamos decisiones que, a veces, distan de ser las mejores. O que van bien al principio y después les sale lo engorroso. Y, qué caramba, hemos de apechugar con ellas, lo mismo que nos alegramos con los aciertos.
Lo abrumador es que estamos continuamente decidiendo. De hecho, la suma de nuestras decisiones es lo que nos ha traído hasta aquí.
Ahora mismo, ¿estás de pie o sentado? Si estás sentado, ¿en un sofá o en una silla? Incluso en la posición actual de tu cuerpo hay decisiones involucradas. Y tú eres el responsable de las mismas.
De acuerdo. Pocas veces somos plenamente conscientes y racionales tomando decisiones. Como son tantas al cabo del día, echamos mano de atajos y respuestas automáticas.
Es lo que pasa cuando Carmen me invita a una fiesta, no atino a negarme y le digo que sí. Una vez allí, me lamento con el “quién me mandaría venir”.
Pongamos que Carmen me presionó. Pero ella no es culpable. No me obligó a punta de pistola. Fui yo la que decidió ir a la fiesta. Y, por tanto, yo soy la responsable de sacarme (lo antes posible, en este caso).
Tú te metiste y tú te vas a sacar
Conviene que lo tengamos en cuenta. Porque vamos a tomar bastantes decisiones equivocadas. Es prácticamente imposible ser racional a tiempo completo, y conocer cada aspecto y consecuencia de cada decisión que tomamos.
Pero, ya que nos damos cuenta de que hemos desembocado en un punto donde no queremos estar, está en nuestra mano “sacarnos” de ahí y tomar una nueva decisión.
Yo no esperaré a que acabe la fiesta. Ni esperaré a que vengan a rescatarme, ni a que se hunda el techo del local o a que lo arrase un tifón.
Si yo me metí, yo me sacaré, como me he sacado de tantas decisiones tontas que he tomado en la vida. Y como me sacaré de otras, cuando me dé cuenta de lo tontas que son.
Aprenderé. Tomaré nota para decisiones similares en un futuro. Seguiré aceptando la responsabilidad por aciertos y errores… Es que ser libre da mucho trabajo. ¿Quién me mandaría ser libre? 😆