Reflexión sobre el cuerpo perfecto

¿Cómo es un cuerpo perfecto?

El cuerpo que más se acerca a la perfección es aquél con el que nos sentimos bien, pese a las limitaciones.

Porque, si vivimos lo suficiente, cada uno de nosotros va a convivir alguna limitación física.

Hay personas que, desde que nacen, han de vérselas con una discapacidad u otro problema que les condicione la vida.

Pero absolutamente todas, más pronto o más tarde, ya sea algo transitorio o permanente, experimentaremos en primera persona lo que es un hándicap físico: por el peso, por la altura, por la edad, por alguna enfermedad o por lo que sea.

Así sean sólo siete días que pasemos en reposo porque nos den puntos en la rodilla o porque tengamos gripe.

elevándose

Cuando las limitaciones son pequeñas o duran poco, no se altera nuestra autoimagen ni nuestra vida cambia sustancialmente.

Pero nos sirven para valorar nuestro cuerpo y también para comprender a personas que, día tras día, luchan por superar limitaciones mayores.

Tu cuerpo es el vehículo con el que te mueves por la vida

Quizás no salgan mucho por televisión, pero existen personas que tratan de sacarle jugo a la vida por difícil que se lo ponga su cuerpo y la sociedad, que es la que pone la barrera más alta de todas.

Y si ya es admirable que una persona encuentre alternativas para perseguir sus metas superando las limitaciones físicas, aún lo es más cuando tiene que enfrentarse al ideal de belleza y perfección que fabricamos entre todos.

Esta persona, la que aprende a aceptarse como es, la que es tan activa como su cuerpo le permite, la que trabaja por mantener relaciones saludables con los demás es más libre que otra, con menos limitaciones físicas, que vive amargada por las presiones sociales.

Porque ni una veinteañera preciosa ni un adonis de músculos esculpidos tienen un cuerpo perfecto si no lo saben apreciar, si dedican todas sus energías a gustar a otros y a erradicar los supuestos defectos de su apariencia física.

Es más «perfecto» el cuerpo de alguien que ha aprendido a quererlo, usarlo y disfrutarlo, pese a sus limitaciones.

Decide qué es bello para ti

La sociedad marca las pautas y es quien nos dice qué persona es bella y cuál no lo es. ¿Y tú estás de acuerdo con todo?

Permanecer joven, delgado y ocultar hasta el más pequeño de los defectos del cuerpo. Es el mensaje insistente que nos llega del exterior, perforando nuestra autoestima, para que nos apeguemos a él.

¿Y la belleza del corazón? Si, cuando a la gente se le pregunta sobre la belleza interior, dice que es importante, ¿por qué la sociedad no se esfuerza en que seamos más bellos por dentro?

Llevar paz y alegría a nuestro entorno, echar una mano a quien lo necesita, aprender de los demás, querernos a nosotros mismos, ser humildes, etc.

Podemos elaborar una enorme lista de factores que nos embellecerían por dentro. En cambio, se esfuerzan en que relacionemos la belleza exclusivamente con la apariencia física, con el cuerpo perfecto.

Tú decides qué es la belleza para ti. Si únicamente la consideras parte del físico, bien, pero llega a esa conclusión por ti mismo y no por lo que quieran hacerte creer.

¿Acaso no vale la pena que cuestionemos los mensajes que nos llegan?

Imagen de fiddle oak


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