¿Quieres recibir un “Sí” la próxima vez que le pidas un favor a alguien?
¿Te gustaría saber si quien te pide un favor está manipulándote sutil o descaradamente?
Pues, hala… Veamos:
Cómo pedir un favor
Tanto para uno, como para el otro caso, vamos a recopilar 3 técnicas que se usan frecuentemente para convencer al otro, reduciendo las probabilidades de que se niegue a la petición.
Sus nombres son reales y muy conocidos, especialmente por los expertos en ventas.
1) Puerta en las narices (Door in the face)
Esta técnica consiste en pedirle a alguien un favor enorme. (Tan grande, que estés convencido de que va a darte con la puerta en las narices.) La “víctima” se negará, obviamente.
Y, entonces, tú procederás a pedirle un favor más pequeño, el que realmente quieres. Un ejemplo:
Yo me voy de viaje a la capital y le pido a mi amiga Antonia que me lleve en su coche. Son 800 kilómetros. La pobre, aunque yo le insisto hasta la saciedad, me dice que no le es posible.
Ahí es cuando cambio y le pido lo que a mí me interesa: Que me lleve mañana a la estación de trenes. Y Antonia accede a llevarme porque, comparado con el favor anterior, éste es pequeñísimo.
Cuando se emplea esta técnica, la persona a quien pedimos el favor es menos propensa a negarse que si le hacemos la petición que nos interesa directamente.
Esto se debe al principio de reciprocidad. Ya que he “liberado” a Antonia de la obligación de llevarme a la capital, busca una manera de compensarlo.
2) Pie en la puerta (Foot in the door)
Aquí es al revés. En este caso, lo que le pides a la persona es un favor muy pequeño, que prácticamente le cueste muy poco hacerlo.
Si te ha concedido ése, posteriormente puedes pedirle otro más grande, porque es más probable que acceda a tu petición. Un ejemplo:
Le pido a mi amiga Marta que, ya que le pilla de camino a su casa, eche una carta en el buzón de la oficina de correos. Marta accede, porque no le cuesta ningún trabajo dejar allí el sobrecito.
Días después, le digo a Marta que lleve un paquete bastante más grande a correos. Y, sí… Marta lo hace.
Esta técnica funciona (muchas veces) porque la persona que hace el favor quiere conservar esa buena imagen y la consideración que ha logrado.
Marta, que ya ha echado varios sobres al buzón, piensa de sí misma que es una persona atenta, una amiga servicial. Así que es probable que actúe conforme a esa imagen y cargue también con el paquete.
3) Bola rasa (Low balling)
Esta técnica también comienza con un favor pequeño y muy fácil de realizar por la persona a quien va dirigido.
Esta persona se dirige a dar cumplimiento a dicho favor y, antes de que haya concluido, tú le pides un favor más (casi siempre, más fastidioso que el primero).
Ejemplo:
Mi hermana va hacia la cocina y le digo que, si es tan amable, me traiga una servilleta. Allá que va la muchacha…
Y, a continuación, lanzo el favor gordo: Hermanita, ya que estás en la cocina, ¿preparas un poco de café? El mío, sin azúcar. Gracias.
Efectivamente, ya que esa persona accede al primer favor, trata de ser consistente con su decisión y es más probable que ejecute el segundo.
Estas técnicas para pedir favores no son infalibles, pero sí dan resultado en bastantes ocasiones.
Fíjate en la de veces que las empleamos o las emplean con nosotros. (Bueno, te confieso que yo soy muy simple y, lo que es conscientemente, no aplico ninguna.)
Ahora, lo divertido va a ser descubrirlas en acción, ya que las identificamos por su nombre y sabemos qué mecanismos mueven en nosotros.
Fuente: Get What You Want, Psychology Today.
Imagen de andronicusmax
Comentarios
2 respuestas a «3 Técnicas para pedir favores (y que te los hagan)»
Me ha gustado eso de que tú eres muy simple. Me identifico.
Quizás porque me educaron en aquellas premisas de: “busca la manera de hacer lo que tienes que hacer”, “busca soluciones”, etc. etc. , me cuesta muchíiiiisimo pedir favores o pedir ayuda.
Quizás también influyan las veces que me han dado con la puerta en las narices, vamos a ser sincera.
Lo cierto es que predico aquello de pedir ayuda cuando se necesita y no esperar que los demás nos lean la mente, pero seguro que lo mío es algo así como una “autosuficienca” mal entendida.
Bueno, que gracias por los consejos porque te aseguro que voy a intentar, poquito a poquito ponerlos en práctica.
Besos y más besos.
Sí, yo soy muy simple a la hora de pedir favores. 😀 Y casi siempre que lo hago es a las personas de siempre, con quienes hay correspondencia.
Me pasa como a ti. Lo de pedir ayuda (si no tengo confianza con quien sea) me cuesta.
Muchísimas gracias, Malú! Te mando yo también un porrón de besos. Disfruta del finde. 🙂