Tener más fuerza de voluntad

La llamada «fuerza de voluntad» es un término casi heroico. Lo sabemos aquellos quienes alguna vez, después de un tropezón cualquiera, nos hemos preguntado:

«¿Por qué no tendré más fuerza de voluntad?»

El tema que hoy nos ocupa no sólo involucra a la motivación, al deseo y el convencimiento de luchar por algo que vale la pena. Envuelve además un componente esencial: el valor.

Podríamos referirnos así a la fuerza de voluntad: «Es tener el valor de elegir y aferrarse a la decisión sin mirar atrás

Esta fuerza no es exclusiva de seres privilegiados. Podemos generarla y/o aumentarla día a día. Para explorar el «cómo«, situémonos en un día cualquiera…

fuego

Imagina que justo hoy tienes la fuerza de voluntad imprescindible para levantarte a la hora acostumbrada.

Después de tal hazaña, el saldo de tu fuerza de voluntad está como la libreta de ahorros de un parado de larga duración: casi a cero o con números rojos.

¿De dónde sacas la fuerza que necesitas?

Lo anterior nos lleva al punto 1: Generar fuerza de voluntad lleva su tiempo. Así es que no te lamentes por no tenerla, porque de algún sitio hay que partir.

Punto 2: Planifica el día. Con la flexibilidad necesaria, sí, pero teniendo claro qué es lo que hoy hay que hacer (o dejar de hacer, si el caso es que quieres canalizar esa fuerza en dejar de hacer algo).

Esbózalo mentalmente o como quieras. Prioriza tareas. Identifica qué es lo que hay que dejar hecho antes de que termine la jornada (siempre hay algo).

Punto 3: Toma un baño de motivación. La motivación no es un sentimiento, sino una emoción. Y, dado el carácter fugaz de ésta, hay que alimentarla cada día como si del cuerpo se tratara.

Aliéntate. Recuerda tus motivos. ¿Tienes la lista de lo que hay que hacer del punto anterior? Pues, ¡manos a la obra!

Terminar tareas y zanjar asuntos harán que tu motivación de mañana se desperece antes y, además, irás ganando en confianza y en musculatura para tu fuerza de voluntad.

Punto 4: Vencer las pequeñas o grandes tentaciones. Aquí es donde está el meollo del asunto, por eso nos hemos situado en un día en particular.

Ejemplo: Si tienes algo que hacer, no caigas en la tentación de divagar mentalmente. Termina lo antes posible, que luego te relajarás más y mejor.

Eso, en cuanto a las tentaciones que afectan a la productividad. ¿Y si se trata de otras?

Ejemplo: Estás a dieta para adelgazar y en tu cocina ha aparecido una docena de tus pasteles favoritos. (Es duro, ¿eh?) No te exijas no volver a probar un dulce ni en sueños. Sólo procura no hincarle el diente a ninguno de los que están ahora frente a ti.

La que engorda con estas superaciones diarias es la autoestima y, con ella, la confianza en ti mismo.

Los obstáculos, grandes y pequeños, están presentes en cada uno de los días de nuestra vida. Cuanto mayor sea un obstáculo o una tentación, más fuerza y valor necesitarás para superarlos, pero si lo consigues… saldrás fortalecido.

¡Misión cumplida!

Todos los días tienes oportunidades para entrenar tu fuerza de voluntad.

¿Y para qué te interesa ser más fuerte? Para conseguir lo que te has propuesto, supongo… ¿O se te ocurre una razón mejor?


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