Hablar en público o interactuar con desconocidos es un evento estresante para las personas tímidas; un mal trago que nos gustaría evitar.
Pero eso no es recomendable, porque tarde o temprano nos encontraremos con ese tipo de situaciones incómodas y, cuanto menos práctica tengamos con ellas, peor lo pasaremos.
No se trata de que uno se convierta en un extrovertido chispeante y expresivo, cuando se es de naturaleza más reservada, pero sí de vencer el miedo a la interacción social en esas ocasiones.
Para ello no queda de otra que practicar, en lugar de salir huyendo. Y, además, hemos de intentar aproximarnos a la situación de otra manera, sin analizarla tanto, sin tomarla tan en serio.
La ansiedad llega cuando le estamos dando una importancia exagerada al hecho de hablar en público. Tenemos miedo a quedar mal cuando somos el centro de atención, el blanco donde apuntan todas las miradas.
Ya dijimos que cada persona está más pendiente de ella misma, que de otra.
Algo que a mí me ha ayudado bastante a la hora de afrontar una situación social incómoda es hacerme la clásica pregunta: “¿Qué es lo peor que puede pasar?”
Ésa pregunta es clave para darse cuenta de que el miedo lo está exagerando todo.
Lo siguiente es lanzarse, sin darle tiempo al miedo a que complique más la situación, sin pensarlo. El miedo no tiene derecho a manejar nuestra vida de esa manera.
También hay que tener en cuenta como ya dijimos que, cuando nos dirigimos a un público o grupo de desconocidos, ellos no están viviendo la situación como nosotros.
No te deprimas, pero la mayoría están deseando que termines de hablar para seguir adelante con sus vidas.
Otros hacen como que te escuchan mientras piensan en lo suyo. Y los que sí te ponen atención no se fijarán tanto en que te tiemble la voz o en que atropelles alguna que otra palabra. Quieren que les digas lo que les interesa. Tu persona les da igual.
El consejo que nos brindan en Dumb Little Man para ese momento es muy sabio: Deja de pensar en ti y piensa en los otros.
Esto es que no te preocupes tanto de quedarte “en blanco”, tartamudear, tropezar o cualquier otra calamidad que te venga a la mente, porque los demás no están pendientes de eso. Piensa sólo en ésos que te escuchan, en lo que quieres comunicarles y punto.
En esencia: No analices la situación demasiado. ¡Adelante! Y piensa en lo que esa persona que escucha quiere que le cuentes.
Y, por último, no olvides practicar con frecuencia en esas pequeñas situaciones incómodas que se presenten. Te harán ganar soltura para cuando lleguen retos mayores.
Imagen de alesssurprise
Comentarios
2 respuestas a «Tímidos hablando en público»
Yo tengo una amiga que es incapaz de hablar en público. Muchos de los trabajos de la facultad hay que presentarlos delante de la clase y ella siempre pierde el punto que eso significa. Ahora está muy preocupada por la recogida del diploma y por la presentación del trabajo de fin de carrera y yo sólo espero que no lo pase demasiado mal. Intentamos que supere eso pero es imposible, le mandaré el link de esta entrada haber si le sirve :).
Un besazo
Cuando el problema es muy, muy intenso, yo pienso que lo mejor es acudir a un profesional. Hay variedad de técnicas y métodos que pueden emplear para resolver ese problema como, por ejemplo, la desensibilización sistemática. Ante todo, que la chica sepa que lo suyo tiene solución. Un día dejará de sentir esa ansiedad tan horrible en las situaciones que ahora se la provocan…
Como parche de emergencia, que le quite importancia a todo y a todos, ¿no crees?
Besos, Alba!!!