Imaginémonos el refugio como un lugar seguro y acogedor donde encuentras cobijo cuando quieres alejarte de la hostilidad, de los problemas, de las preocupaciones o de otras cuestiones estresantes.
Un lugar donde estás en calma y todas las amenazas desaparecen.
Quizás tienes suerte y no es sólo un lugar, sino varios. O quizás tu refugio no se limita a un lugar, sino que también te sientes seguro cuando estás en compañía de determinadas personas.
¿Cuáles son tus refugios?
Yo tengo varios, incluyendo mi humilde hogar y mi familia (que son clásicos refugios). Además, experimento esa sensación de calma y seguridad cuando hago ejercicio o cuando camino por un lugar tranquilo y luminoso.
Sí, también las situaciones cuentan como refugio. Cualquier momento, hasta el momento presente en el que yo escribo (tú lees) y estamos por un instante alejados del bullicio.
¿Dónde te refugias tú? ¿Con quién? ¿En qué momentos?
Cada persona conoce sus refugios o sería bueno que los conociera. Porque gracias a ellos nos calmamos, tomamos distancia de lo que nos abruma y renovamos energías para volver a enfrentarnos con lo que haga falta.
Sobra decir que no todos los refugios son recomendables, ¿verdad?
Ahí están el alcohol y esas otras sustancias que nos anestesian un rato, para dejarnos caer después a un abismo.
Ahí están las malas relaciones que nos alejan de unos problemas para ocasionar otros mayores.
Y, en general, ahí está el refugio que se convierte en una cárcel para quien se ha acostumbrado tanto a él… que ya no quiere salir ni sabe cómo hacerlo.
Hecha la aclaración y refiriéndonos únicamente a los refugios que no ocasionan males mayores, volvemos a la pregunta: ¿Te has planteado alguna vez cuáles son tus refugios?
Si es así, ¿acudes a ellos cuando necesitas una pausa?
Hazlo, que para eso están. Déjate abrazar por ellos.
Quizás tus refugios no se parezcan nada a los míos. Puede que tú te alejes de las vicisitudes de la vida moderna yéndote a bailar a un local llenito de gente. O quizás haciendo submarinismo… A saber.
Lo que cuenta es que tú sepas qué es eso que te hace sentir cómodo y a salvo… y que acudas ahí, a tus refugios, cuando te haga falta hacerlo.