Hay una figura que suele despertar simpatías entre el público cuando llega triunfante a su meta: la del perdedor esperado (o underdog, como se le dice en inglés).
Nadie apuesta por él (o ella). Dan por segura su derrota. Y, desoyendo los pronósticos, el supuesto perdedor persiste en su lucha. Sigue y sigue y sigue con lo suyo.
La victoria del último de la cola
En las biografías de grandes celebridades o en las películas nos hemos emocionado con el “don nadie” que, desde el final de la cola, fue superando obstáculo tras obstáculo hasta alzarse con la victoria.
En la realidad también tenemos ejemplos cercanos de personas de las que nadie espera gran cosa. Ni falta que les hace. Desde su discreta posición, sonríen libres de presiones y siguen trabajando para conquistar sus objetivos.
Hasta que llega el día en el que su éxito se hace evidente. Su victoria, incontestable.
La ventajosa posición del farolillo rojo
El perdedor esperado goza de una posición que parece desventajosa. Los demás no creen en él/ella. No lo valoran. No lo jalean. Es prácticamente invisible, porque la atención se halla concentrada en los que están en cabeza.
Claro que también se libra de las presiones que soportan quienes van en primera línea. Éstos cargan sobre sus hombros las altas expectativas del público y son el blanco de las envidias.
Los rivales estudian a los mejores, los sabotean, disparan para aniquilarlos. Un esfuerzo que no se molestan en hacer contra el “don nadie” cuya derrota está cantada.
Éste no tiene privilegios. Los demás lo ningunean, lo ignoran, lo menosprecian. Nadie dispara a los pies del supuesto perdedor, que puede moverse libremente sin apenas enemigos que minen sus esfuerzos.
Mejor para él/ella. Porque puede concentrar sus energías y su creatividad en seguir avanzando sin detenerse. Mejor, porque la única confianza que necesita es la suya y con ésa siempre va a poder contar.
Si estás en esta posición, en la que nadie espera nada de ti, aprovecha las ventajas que eso te otorga.
No te detengas. Supera los escollos uno tras otro. Total, como tu derrota (según los demás) es segura, lo tienes todo por ganar.