¿Qué haces cuando notas la envidia de los demás apuntándote? ¿Cómo actuar ante un envidioso?
En esta entrada tienes ideas para afrontar las envidias que van dirigidas hacia ti.
La envidia es un sentimiento doloroso para quien lo padece, pero también puede acarrear consecuencias negativas a quien es objeto del mismo.
Se trata, sin duda, de un mal destructivo que, cuanto más lejos se tenga, tanto mejor.
Todas las personas podemos sentir envidia en ocasiones, pero no todos la sentimos en el mismo grado ni nos comportamos igual al sentirla.
Deshacerse de ese sentimiento pasa por fortalecer la autoestima.
¿Pero qué pasa cuando somos nosotros los envidiados? Sobre eso no tenemos control ni responsabilidad alguna.

¿Se puede evitar ser envidiado?
No, no se puede. Por muy desapercibido que quien sea intente pasar por el mundo, suscitará envidias. Su familia, su casa, su trabajo, su perro, el color de sus ojos…
Cualquier circunstancia o rasgo propio puede ser objeto de envidia por alguien que desee tenerlo. Y, cuanto más se relacione una persona, las probabilidades de suscitar envidias también aumentan.
Mira qué bien. Ya tenemos un problema menos: La envidia es algo que siempre estará ahí. No hay ni que planteárselo.
En el mejor de los casos, no nos daremos cuenta de que nos envidian. Entonces no hay nada de lo que preocuparse; con estar pendiente cada quien de su propia vida, basta.
Pero, ¿y si uno se da cuenta de que alguien lo envidia?

Cómo detectar la envidia
Es fácil detectar la envidia cuando se produce un daño evidente: mentiras flagrantes, descalificaciones, humillaciones y, en general, todo tipo de actos que se cometen contra nosotros o contra las personas que queremos.
La envidia puede desembocar en acciones crueles y egoístas de una enorme magnitud.
Por el contrario, en algunas ocasiones detectar la envidia es difícil, porque a veces uno puede atribuir ciertas actitudes o comentarios a la supuesta envidia de alguien y estar equivocado.
Del mismo modo, se puede pensar que el comportamiento de alguien es bienintencionado, cuando sí nace de la envidia.
Por lo tanto, si la envidia no es notoria y evidente, es útil que observemos si se repite ese comportamiento.
En el caso de que detectemos una «envidia blanca«, de parte de alguien que no pretende hacernos ningún daño, lo que más compensa es seguir con nuestra vida como si tal cosa. El problema lo tiene quien envidia.
Sin embargo, si observamos que la persona envidiosa puede actuar en nuestra contra, conviene que tomemos algunas medidas para protegernos.
Qué hacer con la persona envidiosa
Cuando la persona que nos envidia forma parte de nuestro círculo cercano de familia o amigos, es más complicado.
No sirve de nada confrontar al envidioso, alegando que se comporta de tal manera a consecuencia de su envidia, porque lo más probable es que niegue que es así.
La actitud más conveniente es mostrar indiferencia hacia sus comentarios y reafirmar nuestras opiniones, decisiones o lo que sea atacado; sentirnos orgullosos de nosotros y no dejar que penetre esa maleza en nuestra autoestima.
Recalcando: No permitir que nos cale.
Si nos envidia alguien con quien no tenemos mucha relación, el asunto es más sencillo. El envidioso necesita información para hacer daño. Por lo tanto, que tenga la menos posible.
Cuanto más distancia establezcamos, mejor. Que corra el aire.

Más ideas para protegerte de la envidia
Aquí tienes unas cuantas estrategias útiles, para situaciones críticas en las que el envidioso esté perjudicándote notoriamente. Por ejemplo, si está boicoteando tu trabajo o metiendo cizaña en tu contra.
¿Qué puedes hacer en esos casos?
1. Habla poco de ti mismo. (Esto ya lo hemos dicho.) Si te pregunta, desvía la atención de los temas delicados a otros intrascendentes.
2. Pon distancia de por medio. Distancia física y emocional. (También lo hemos dicho.) Refuerza tu relación con las personas que son importantes en tu vida.
3. Evita decir lo bien que te va especialmente, cuando estés en compañía de un envidioso. Si te han ascendido o sales con una pareja encantadora, compártelo con quienes te quieren bien.
4. Tampoco hables de lo que te va mal ni de lo que te aflige. Así quitas la posibilidad de que te clave aun más la puntilla.
5. Evita comentar tus planes con el envidioso. Si te pregunta, salte por las ramas. Despista. Ponte creativo con esto.
6. Sé modesto. Si el envidioso se equivoca en tu presencia, no le corrijas. Y, si necesitas hacerlo, quítale importancia a su error.
7. Si tienes cualquier otra cualidad en la que destaques bastante sobre el envidioso, no se la restriegues en la cara.
8. No te deshagas en explicaciones. Si el envidioso murmura y esparce rumores falsos a tus espaldas, abstente de montar el drama. Permanece en calma y di firmemente: «Eso no es cierto.»
Sé breve. No te interesa discutir sobre las elucubraciones del envidioso. Cualquier explicación que des, la podrá volver en tu contra. Corta por lo sano y vuelve a lo tuyo.
9. Elogia sus éxitos y aciertos. Hazlo ante los demás, si tienes la ocasión. Es una táctica.
10. Asegúrate de agradecerle su gran contribución, si colaboras con él/ella. Es la misma táctica.
La idea es darle seguridad, que es lo que le falta al envidioso. Así gana él (o ella) y ganas tú también en cuanto te deje en paz.
Espero que tengas que no tengas que llegar a esos extremos. La mayoría de las veces, lo que mejor funciona es ignorar al envidioso. Con eso hay.
Imagen por cortesía de bark.