Quizás te sientas desilusionado porque ese trabajo que tienes no es la ocupación remunerada a la que soñabas dedicarte. O, más que eso, puede que aborrezcas cada minuto del día que le dedicas.
Estás quemado, harto, pensando en dejar ese trabajo para dedicarte ¡a vivir!
Pero, un momento. Antes de tomar esa decisión, deja que repose la rabia y ábrele la puerta a la gratitud.
Gratitud por ese trabajo, que muchos otros no tienen la preparación o la oportunidad de realizar (especialmente en estas épocas de desempleo masivo).
Gratitud porque te pagan, aunque sea una miseria. Si no contaras con ese dinero, tu vida sería mucho más estresante.
Gratitud por la estabilidad, aunque sea poca. Piensa que sin ese trabajo eres más vulnerable al miedo, a la ansiedad, a la depresión y al estigma social que injustamente persigue a quienes no son contratados por nadie.
Soluciones
1. No tienes que resignarte a estar en un trabajo odioso toda tu vida. No obstante, antes de mandarlo todo al cuerno, tómate tiempo para pensar con calma.
Porque, si abandonas el trabajo sin tener nada en perspectiva, quizás estés aliviado durante una temporada, pero después la situación puede volverse más estresante que ahora.
2. Analiza cada oportunidad que tengas ante ti. En caso de que dejes este trabajo, ¿qué harías?
3. Si, en este momento, no hallas una opción que te permita renunciar a tu trabajo actual, acepta la situación.
Agradece los aspectos positivos que hemos mencionado (y otros más que sean aplicables a tu vida). Pon el acento en los beneficios que obtienes del trabajo, aunque se trate de ése… tan odioso.
4. Dale relevancia a otros aspectos de tu vida. El trabajo es importantísimo. Tanto, que a veces sirve para identificarnos y que nos reconozcan otras personas: Pepe. ¿Qué Pepe? — Pepe, el fontanero.
Sí, pero tú haces más cosas que ese trabajo. Tienes relaciones, aficiones y objetivos que no guardan relación con esa actividad.
Así es que, si en este momento te desgasta tu realidad laboral, toma fuerza de esas otras facetas tuyas, que también son importantes.
5. No te rindas. Tanto si acabas por encontrarle el encanto a esa actividad que te está quemando en estos días (cosas más raras pasan), como si no ocurre el milagro, ten en cuenta que la vida es cambio.
Puedes hallar la oportunidad que ahora no aparece. O tu vida quizás dé un giro inesperado hacia donde no prevés.
Lo que vives hoy cambiará.
Estate atento, porque algunos de esos cambios positivos estarán en tus manos. Y no los verás si estás más pendiente de la amargura que sientes que de las ganas de salir de ahí.