Cuando las condiciones cambian y se tornan desfavorables, hay gente que se queda inmovilizada por el miedo o la preocupación.
Los hay que se quejan. Los hay que se escudan en esas malas condiciones y las usan de excusa para no actuar. O los hay que hacen una mezcla de todo lo anterior.
Pero también están esas personas que, cuando se las ven con un cambio poco apetecible, buscan la manera de adaptarse.
Tal vez, después de haberse quejado abiertamente o de haber desahogado su malestar de otra manera. Son humanos, después de todo. Igual que los demás, se frustran o sienten miedo.
Ésta es una situación difícil. Por delante hay un panorama que incita a rendirse. Uno baja los brazos y no le cuesta encontrar justificaciones para ello.
Tras estos momentos de desconcierto e impotencia, la gente que elige adaptarse hace los lamentos a un lado y busca la manera de sobrevivir. Porque, aunque las condiciones cambien a peor, sigue habiendo oportunidades.
Ellos saben que, si permanecen enfrascados en el miedo y las excusas, quizás no las vean y, por tanto, no van a poder aprovecharlas. Por eso, eligen pasar del drama a la acción.
Quién sabe si se equivocarán probando opciones nuevas. Pero, si conservan esta actitud, es más probable que sobrevivan que quien elige quedarse atascado. Porque, si no sirve una opción, probarán con otra.
Más tarde vendrá quien les diga que tuvieron la buena suerte de estar en el lugar apropiado en el momento justo.
El punto no es ése, sino que se adaptaron al cambio. Cualquier lugar y cualquier momento son apropiados para la gente que decide adaptarse a ellos.
La buena suerte que tienen la hacen estas personas con su actitud: la de buscar la manera de hacer las cosas, en lugar de excusas para dejar de hacerlas.
Malú dice
Cierto que los hay que se sumergen en su mala suerte o se desgracia y se aferran a un victimismo lastimero.
A veces asumir las circunstancias, además de una cuestión de actitud, es una cuestión de dignidad, de respeto a uno mismo.
Cuando a Miguel Delibes le preguntaron que le ayudaba a sobrellevar la evidencia del dolor, respondió: «El deseo de anteponer la dignidad a la pura queja». Fue en una entrevista en 2007, desde entonces, esa frase se convirtió en un dogma para mí.
Y ¿sabes qué? Creo que puedo con todo. Bueno, con casi todo, tampoco es cuestión de provocar al destino.
Feliz domingo.
Casandra - TBM dice
La realidad es difícil de asumir muchas, muchas veces. Pero no intentar hacerlo yo creo que es peor. La frase de Delibes es genial. Me ha encantado. Te la agradezco un montón, Malú. 🙂 Es para recordarla cuando sobrevenga uno de esos momentos duros.
Yo soy más bien «blandita». Todavía me descolocan muchas pequeñeces y me cuesta aceptarlas. Pero… ahí voy. Sigo practicando. 😀
Espero que lleves muy bien el inicio del veranito. ¡Feliz semana! Besotes!