La inspiración llega cuando le parece. A veces, surge cuando te duchas. Otras, cuando sales de hacer la compra.
Ocurre como cuando te afanas buscando un objeto, no lo encuentras… y a los pocos días aparece por la casa. ¿Por qué ahora, caramba?
La inspiración no depende del esfuerzo. Casi, casi lo contrario. Cuanto más te esfuerzas y te tensas, menos probable es que llegue ese destello tan especial.
Porque, sí, viene a ser eso: un destello, un chispazo que se va tan pronto como ha venido. Es un momento en el que surgen buenas ideas: para solucionar un problema, para remodelar la cocina, para escribir una canción o para iniciar un proyecto cualquiera.
Ésa tal vez sea la principal debilidad de la inspiración: su fugacidad. Pero hay otras dos, que habrás experimentado (seguro que sí).
La primera, que te sientes muy bien cuando estás inspirado. Tienes energía, confianza y estás contento. Y, tal vez, como te sientes así de bien, lo dejes estar sin sacar provecho del chispazo.
La segunda, que sientes que ya has hecho algo al respecto, cuando aún no has movido un dedo. Las ideas, por buenas que sean, no producen un cambio si no las concretas en acciones.
A eso vamos…
Captura la energía y dale cauce
Ahí estás, saliendo de la ducha con esas buenas ideas pasando por tu cabeza como estrellas fugaces.
1. Busca algo en qué anotar. Escribe (o graba) lo que sea que hay en tu mente. ¿Un par de líneas? Buenas son. No confíes en que mañana o más tarde vas a acordarte de ello con la misma claridad.
Si quieres, continúas con los siguientes puntos más tarde. Pero esto has de hacerlo lo antes posible.
2. Ahonda en el tema. Haz un plan o esquema para situar esas ideas. Y, si se te ocurre algo más, sigue apuntando.
3. Decide tus siguientes pasos. Ya que tienes hecho el esbozo, sé específico y elige las próximas acciones a realizar.
Poquitas, dos o tres. Pequeñas, vale. Pero ponlas en tu calendario o en lo que sea que tú utilices para que no se te olviden y comprométete contigo mismo para realizarlas.
Así es como capturas la energía y la orientas hacia la acción. Así es como la inspiración da lugar a una canción, a un negocio, a un arreglo en la casa o a la conclusión de un problema.
La próxima vez que la inspiración nos visite estaremos listos para sacarle provecho. 😉