Dejas de fumar: ¿Compartes tu objetivo con otros?

Cuando dejas de fumar, lo mismo que cuando tienes cualquier otro objetivo, puedes compartirlo con otras personas para comprometerte más y también tener más apoyo por parte del entorno.

Es una estrategia motivadora para muchos. La unión hace la fuerza, que se dice.

Especialmente, lo anterior es efectivo cuando te reúnes con otras personas que también están intentando dejar el tabaco. Quienes no han probado un cigarro en su vida, quizás no te entiendan tan bien

Perfecto. Reconocido que es una idea práctica y útil para muchas personas, intentaré justificar porqué NO funciona para todo el mundo.

guardar un secreto

Si dejas de fumar, guárdalo en secreto

Obviamente, los más allegados se van a dar cuenta de que estás dejando de fumar. La familia, los amigos y los compañeros de trabajo lo notarán. Si no porque estás sin humo alrededor, por el posible cambio de carácter que sufras en los días de mono.

Lo que no necesitas es proclamar a diestro y siniestro: ¡Ya no fumo más!

Eso podría perjudicarte de dos maneras:

(1) Por una parte, está la falsa sensación de progreso:

Sólo con decirles a otros que has dejado de fumar tienes la sensación de haber dado un gran paso, pero el paso… es pequeñito.

Todavía te queda un buen tramo que atravesar y no puedes cantar victoria por anticipado.

(2) Por otra, el estrés añadido:

No sé para ti, pero para mí es un engorro que haya gente vigilándome por si fumo o no. Eso incrementa mi ansiedad y todavía echo más en falta el tabaco.

Parece un contrasentido, pero ya te digo que para algunos de nosotros ese supuesto apoyo es un factor estresante, en realidad.

Añado un inconveniente más, en caso de que la persona no consiga dejar de fumar.

(3) La culpa:

Cuando fracasas en el intento, las reacciones de la gente que está alrededor y ante la que tú te comprometiste son variadas. A unos les da tristeza; otros te echan en cara tu poca fuerza de voluntad; otros te sueltan alguna gracia: Sabía que volverías a caer

Y tú, claro está, te sientes el doble de mal, el doble de culpable. No sólo no has conseguido librarte del cilindro asesino, sino que tienes detrás a toda esta tropa opinando.

La solución intermedia

Hay una fórmula para combinar lo mejor de las dos opciones: hacer tu objetivo «semi-público».

La solución sería unirte a un grupo, foro o lo que sea de «fumadores anónimos» en Internet, que no ejercen la misma presión que esas personas del entorno y sí constituirían un sólido apoyo.

Todos están ahí pasando por lo mismo.

Y también está la posibilidad de escribirlo en un blog de los que lanzas al viento. Lo más seguro es que quien te busque sea alguien que esté pasando por lo mismo.

De esa manera haces público tu compromiso (con fuerza), pero evitas que alguien próximo te diga: ¿Otra vez vas a dejar de fumar?

Imagen de Cayusa


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