Hay otras maneras de conseguir lo que quieres. Descúbrelas.

Todos albergamos aspiraciones y deseos variados. Quien más y quien menos ha fantaseado alguna vez con lo que le gustaría tener en su vida para que fuese «perfecta».

¿Tú tienes algún deseo u objetivo? Seguramente. ¿Y has pensado detenidamente en la razón por la que quieres «eso» en tu vida?

Rascando un poco la superficie, verás qué es lo que realmente quieres. Piénsalo. Creo que se parecerá bastante a lo que cualquiera de nosotros queremos.

día maravilloso

Por ejemplo, supongamos que te encantaría tener un cuerpazo estupendo. ¿Para qué? Quizás para suscitar admiración (la tuya y la de otros).

Sigamos rascando… ¿Para qué, la admiración? Para sentirte respetado, aceptado, querido… Y eso, ¿para qué? Tal vez, para sentirte más seguro. ¿Más seguro? Así serás más feliz, ¿no?

¿Y cómo lo sabes? Lo sabes porque ya tienes una idea de lo que es ser feliz. Conoces la experiencia. Sabes que es algo bueno y por eso lo quieres.

Si no tuvieras ni pajolera idea de que la felicidad es algo bueno, ¿para qué ibas a buscarla?

Lo mismo puede decirse del amor, de la paz interior, de la libertad y de todas esas cosas tan profundas. Nos consta que son buenas porque, aunque sea de refilón, las conocemos.

Ahora, si lo que deseas es felicidad (amor, libertad…), ¿no se te ocurren montones de ideas para llegar hasta ahí? ¿O para volver a sentir «eso» que ya conoces?

Las hay. Podrás sentir la felicidad, hacer que el amor y la paz te rebosen por las orejas. Porque hay muchas maneras de llegar hasta esos sentimientos positivos y tú conoces bastantes.

Eso, si no es que ahora mismo estás contentísimo.

En realidad, para ser feliz no necesitas exactamente un cuerpo perfecto, ni un amor de verano, ni un coche lujoso. Si consigues esas cosas o lo que sea que tu quieras, genial. ¡Disfrútalo!

Pero lo que querías en un principio… ya lo tenías. Estuvo en ti o al alcance de tu mano todo el tiempo.

Imagen de h.koppdelaney

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