Estás a punto de tomar una decisión de ésas que suponen un gran cambio (comprar una casa, dejar tu trabajo, casarte, etc.) y, naturalmente, esperas que dicho cambio sea para bien.
Tómatelo con calma y estudia la situación. He aquí tres elementos que puedes tener en cuenta.
1. ¿Cómo te sientes ahora?
Tus expectativas a cerca de lo feliz que te hará esa decisión, así como tu proceder ante la misma pueden estar ligadas a cómo te sientes en el momento presente.
Las personas con mayor inteligencia emocional son más conscientes de este sesgo. Si se sienten estresadas o ansiosas, por ejemplo, toman nota y evitan que este estado emocional les condicione a la hora de decidirse.
Los que tenemos esa capacidad menos desarrollada necesitamos un plus de precaución. Tal vez nos ayude pensar en esa decisión importante en una mayor variedad de momentos y circunstancias.
2. ¿Has pensado bien el impacto que esa decisión tendrá en tu vida?
Punto de apoyo al anterior: Infórmate de lo que implica la decisión que vas a tomar. Investiga y, además, acércate a la experiencia de personas que han dado ese paso antes que tú.
Probablemente recopiles de todo un poco. No hace falta que conozcas cada detalle, ya que muchos aspectos toca descubrirlos sobre la marcha. Pero sí puedes tantear las ventajas y los inconvenientes más probables que puedas encontrarte en el camino.
Así, más preparado estarás para hacerte cargo de ellos y, también, más convencido de tu decisión, sea la que sea.
3. ¿Te pesan las experiencias pasadas?
En general, solemos recordar con más facilidad las experiencias que se salen de lo ordinario y éstas pueden girar la decisión en un sentido o en otro.
Un error al final, por ejemplo, va a tener un lugar privilegiado en nuestros recuerdos frente a esos días comunes y corrientes en los que todo fue según lo previsto.
Teniendo esto en cuenta y si no tienes un registro que consultar a mano, trata de recordar más momentos. Además de los aciertos o errores del final, considera lo que hubo entre medias.
La decisión importante que vas a tomar merece esta reflexión, para ser consciente del paso que estás dando.
Es cierto que nadie sabe en qué derivará el futuro. Puede que el cambio sea para mejor o puede que no. Que eso no te paralice. Porque, en tal caso, reflexionarías una vez más y rectificarías, como hemos hecho todos.
Imagen de Philerooski