Muchas personas ya tienen claro que “MÁS” no es necesariamente “MEJOR”. Pero esta revelación es probable que tarde en extenderse, ya que por todas partes hay quien trata de convencernos de lo contrario.
Añade más horas de trabajo productivo, más actividades de ocio, más prestaciones al móvil/coche/ordenador, más ropa, más zapatos, etc.
Para no desperdiciar recursos…
La Dosis Mínima Efectiva
Sobre esa idea gira el concepto de la “dosis mínima efectiva” (Minimum Effective Dose); término farmacéutico popularizado por Tim Ferriss en uno de sus libros.
Este, en concreto (enlace de afiliado). [amazon_link asins=’0307704610′ template=’ProductAd’ store=’tusbuemom-21′ marketplace=’ES’ link_id=’d4974ce2-3b5e-11e8-94fa-cb2e4c258383′]
Él propone ceñirse a la dosis mínima que produce el resultado deseado, porque el resto es un desperdicio de recursos. No va a mejorar significativamente el resultado.
Y, para saber cuál es la dosis mínima que requiere cada asunto, nos sugiere que experimentemos hasta dar con ella.
Ferriss hablaba de fitness: ¿Para qué hacer más tiempo de ejercicio, si consigues lo mismo con menos ejercicios (bien elegidos y bien hechos)?
En su contexto original, una aspirina puede ser la dosis mínima efectiva para quitarte el dolor de cabeza. ¿Para qué tomarte un puñado?
Muchos otros han extendido la idea a otras cuestiones de la existencia y a otras actividades que hacemos a diario (comer, beber, dormir, trabajar, limpiar, etc.)
Yo también me hallo haciéndome esa pregunta en las cosas que hago habitualmente:
- ¿Qué recursos mínimos necesita esta tarea para que quede hecha de manera óptima?
- ¿Cuál es la dosis mínima de limpieza para que la casa esté aceptablemente limpia?
O en los productos que uso:
- ¿Qué es lo mínimo que necesita esta computadora para que pueda trabajar con ella?
- ¿Con qué mínimo de ropa deportiva puedo arreglármelas este verano?
Antes pensaba justo al revés: ¿Cuánto (más) necesito para hacer esto?
He ido cambiando de enfoque a medida que he ido constatando el ahorro de recursos (de tiempo, de dinero, de esfuerzo, etc.).
- No necesito que un coche venga equipado con docenas de distracciones tecnológicas, cuando lo que quiero es ir del punto A al punto B.
- No necesito tener el armario atestado de ropa y zapatos, cuando me las arreglo muy bien con menos.
- No necesito añadir más horas de sueño, ni de trabajo, ni de ejercicio, etc., para llegar a los resultados que consigo con la dosis mínima efectiva.
Recortar puede ser una liberación
Aún sigo experimentando con ciertas dosis y hay cuestiones en las que no quiero arriesgarme a quedarme corta. Pero en esa línea voy.
Esta idea es muy práctica. Si observas un área de tu vida que consume muchos recursos (tiempo, energía), puedes experimentar; ir recortando hasta encontrar el mínimo que produce resultados similares.
Esos recursos que ahorras los puedes dedicar a áreas importantes que anden más flojas. O, simplemente, vivir más desahogado, que ya es bastante.
Comentarios
2 respuestas a «Dosis mínima efectiva. ¿Para qué más?»
Felicidades por tu blog, es magnífico. Lo sigo desde hace meses y me ha sido de muchísima ayuda gracias a tu lenguaje tan cercano. Espero que te siga motivando escribir para todos nosotros.
Un saludo!
Digo que si me motivan tus palabras… 🙂 Muchas gracias, Cristina. Seguiremos adelante. 😉
Saludos!