Bastantes complicaciones atraviesas en esta aventura de la vida como para tener a tu enemigo principal bajo la propia piel.
Definitivamente, la historia es otra cuando, en lugar de sabotearte (consciente o inconscientemente), te conviertes en todo lo contrario: un aliado firme y confiable con el que contar, especialmente en momentos críticos.
Eso sería estupendo, ¿verdad?
Pues, sin despreciar en absoluto al resto de maravillosas alianzas que establezcas, trazaremos un punto de partida para cultivar esa relación contigo mismo.
Conócete a ti mismo
Conocer a una persona es importante para que madure una relación de respeto y confianza. En este caso, esa persona eres TÚ.
Es curioso que muchas veces empleemos más tiempo en conocer y contentar a los demás del que invertimos en la relación con nosotros mismos.
Para explorar, podrías hacerte preguntas como éstas, por ejemplo: ¿Cuáles son tus principales fortalezas? ¿Y tus valores? ¿Qué cosas te motivan o te echan abajo? ¿Cómo haces frente a los obstáculos? ¿A qué tienes miedo?
Si te conoces bien a ti mismo, ya tienes buena parte del trabajo hecho.
Cuida de ti
Ya sabes qué cosas se engloban en este apartado: practica hábitos saludables, sé amable contigo mismo, háblate como lo haría un buen amigo, etc.
Ya, ya… Repetimos esto muchas veces, pero hay que tomárselo en serio y practicarlo de veras.
Busca apoyos externos
Las buenas compañías te ayudan a crecer y a vivir mejor.
En este punto, considera todas las influencias positivas que llegan a tu vida, ya provengan de personas cercanas (familiares y amigos) o de otras personas que sean fuente de inspiración o aprendizaje.
Haz cosas que quieres hacer
Todo el tiempo no puede invertirse en cumplir con el deber y en atender otros compromisos. También ha de haber un margen para que hagas aquello que te haga feliz.
Haz cosas que se te den bien y que te gusten.
No las estés siempre aplazando hasta que se den las condiciones apropiadas o a que alguien te facilite el camino. Toma la iniciativa y pasa a la acción.
¿Hay algún objetivo por ahí que llevas tiempo postergando? Ya va siendo hora de trabajarlo, ¿no? 😉
Conste que todo esto también me lo estoy diciendo a mí misma, que estoy muy interesada en ser mi aliada antes que mi enemiga, y en compartir contigo este propósito.
¿Qué tal si comenzamos a estar de nuestro bando incondicionalmente? ¿Lo procuramos? Pues, ¡adelante!