Tienes miedo. Cada vez más. La amenaza se acerca y los temores crecen en tu interior. Los fantasmas se hacen enormes en la oscuridad. Estás solo, a merced de ellos.
De eso, nada. En ti está que esta situación aterradora se convierta en una más manejable.
¿Cómo? La propuesta saludable del día es ésta: Habla de lo que temes. Sácalo.
El miedo pierde poder cuando lo aireas un poco. Los fantasmas menguan. Y, conforme pones en palabras lo que te asusta, tus pensamientos comienzan a ordenarse.
Escribir es un buen recurso, en estos casos. También puede ayudarte hablar en voz alta (contigo mismo).
Y, si quieres dotarte de más fuerza, admite tu miedo frente a otra persona, conocida o desconocida, como gustes. El simple hecho de sentirte escuchado es un bálsamo: ¡Habla de lo que sientes!
Además, puede que esa persona a quien haces partícipe de tu miedo te dé una idea o una opinión valiosa. Tal vez, unas palabras de aliento, un abrazo… Ya tienes más armas con las que enfrentarte a tus temores.
Y puede que también tengas en esa persona a alguien que celebre contigo tu triunfo sobre el miedo.
Conclusión: El miedo aumenta cuando lo dejas crecer dentro y te lo guardas para ti solo. Habla de él y comprueba cómo se hace más pequeño.
Imagen de ~FreeBirD®~