Recibir críticas es incómodo y hacerlas también puede ser estresante. ¿Cómo le dices a una persona que no te convence lo que ha hecho y que quieres que cambie algo?
Imagínate que un profesional hace un arreglo en tu casa (u otra situación que gustes). Termina el trabajo. Y, cuando tú lo revisas, ves que hay una parte que tú querías que se hiciera de otro modo.
Hay personas hábiles haciendo críticas constructivas, aunque no les guste criticar el trabajo de otro.
También nos encontramos con gente que no se corta a la hora de decirle a quien sea: Lo que has hecho es un asco. O a esa gente que, por tal de no molestar con la crítica, prefiere aguantarse o, si acaso, reformar el asunto por su cuenta.
Las críticas son antipáticas, si nos quedamos solo con lo negativo. ¿Qué tal si miramos más allá?
Con la crítica, la persona que la recibe puede aprovecharla para aprender o descubrir maneras diferentes de hacer las cosas. Porque no siempre las hará al gusto de quien tenga en frente. Y, si hablamos de un profesional, esta flexibilidad es muy valiosa.
1. Dale un voto de confianza a esa persona
De entrada, si no tienes porqué pensar lo contrario, asume que se va a tomar bien la crítica.
Esto puede servirte para abordar la conversación con un tono positivo. Además, vas a descubrir que aciertas en muchos casos.
Cualquier persona sabe que lo que hace no es del gusto de todos. Si hablamos de un profesional, está más que concienciado de que es así.
El profesional sabe que, en algún momento, le van a pedir que cambie tal o cual cosa. Y, si es un buen profesional, estará dispuesto a colaborar contigo para que los dos quedéis contentos con el trabajo.
El problema te lo vas a encontrar, más probablemente, con gente insegura o cerrada al diálogo.
2. Elige el momento apropiado para hacer la crítica
Incluso si la conversación promete ser corta, trata de elegir un momento donde no abunden las prisas ni las distracciones. Un momento tranquilo.
3. Haz tu crítica cara a cara, de preferencia
Cara a cara es la manera más efectiva de abordar el asunto para que quede claro. Aunque puedes emplear el teléfono u otro medio, si es lo habitual en tus conversaciones con esta persona.
Una precaución: cuando haya emociones de por medio, evita el e-mail, a menos que lo que vayas a decirle a esta persona sea 100 % positivo.
Ya lo habrás comprobado en tus comunicaciones. Cuando le dices a alguien por escrito que no te gusta esto o aquello, queda más brusco. Hay más riesgo de que la crítica siente mal.
4. No te salgas del tema a tratar
Enfócate en el asunto que se está arreglando y trata de que la conversación no se salga de ahí, a menos que derive a un hecho que está muy relacionado con el problema.
Un ejemplo. Me haces una crítica: mis entregas no te están llegando a tiempo. Yo te explico que últimamente estoy teniendo problemas de salud (un tema distinto). Y, entre los dos, acordamos cómo vamos a organizarnos con las entregas en tanto yo esté en esa situación.
5. Acuerda el arreglo
Tú, que has hecho la crítica, también eres responsable de aportarle a esta persona alguna alternativa. El “así no me gusta”, no vale. Has de ser más específico con lo que quieres.
Si quieres o puedes, dale a esta persona nueva información, ejemplos, ayuda para que cumpla mejor con lo que le pides.
Tras eso, confía en la capacidad, experiencia y buena disposición de esta persona cuando también te haga sus propuestas.
De ese intercambio saldrá un arreglo en el que los dos estéis de acuerdo. O eso es lo deseable.
6. Mantén la calma, si no se da lo anterior
Hasta aquí hemos descrito un proceso más o menos amable:
- Tú haces la crítica y sugieres el cambio.
- La otra persona te escucha y hace sus propuestas.
- De la negociación nace el acuerdo.
Pero, ¿qué pasa si tu crítica no es bien recibida? ¿Qué pasa si la persona se pone a la defensiva o se enfada?
Si él/ella pierde los papeles, tú no tienes porqué perderlos. Mantente enfocado en la situación. Y, si ves que no es posible, sugiere abordar la conversación un poco después, cuando las emociones se templen.
7. Menciona también lo positivo
Esto ayuda no solo a suavizar la crítica. También sirve para que esta persona vea su actitud y su esfuerzo reconocidos; cosa positiva, si vas a seguir tratando con él/ella.
¿Cómo mencionas lo positivo? Ejemplos:
- Al principio: Te ha quedado muy bien… (tal cosa). [A esto le seguiría la crítica.]
- O al final: Gracias por entenderlo. Me ha gustado mucho tu propuesta.
Trata de que la conversación termine así, cordial y con el acento puesto en lo positivo.
Todo lo anterior no quita que haya veces en las que necesites ponerte firme con alguien que no respete lo acordado o que abuse de tu buena disposición. O que, de plano, no te entiendas con esa persona y decidas ponerle fin a vuestras colaboraciones.
Incluso así, es deseable terminar de una manera firme, pero lo más cordial que se pueda. Y, ¡hala! Que cada uno siga su camino.