Conocemos historias de princesas guerreras, de caballeros intergalácticos que combaten el mal, de aventureros intrépidos que cruzan los confines del mundo conocido buscando…
¿un anillo?
Ufff… Tremendo arsenal de fantasía. Historias donde el esfuerzo tiene su recompensa, el bien siempre triunfa y los guapos del cuento terminan casados e hiper-felices de la vida.
No tiene demasiado mérito emplearse a fondo cuando se sabe que todo acabará bien. Ya quisiera ver yo a Frodo y compañía buscando un trabajo en España, por ejemplo.
¿Qué pasará?
Si el joven se esfuerza y tiene buenos contactos (lo más importante, por desgracia), estará más cerca de su objetivo. Pero, a diferencia de lo que ocurre en los cuentos, en la realidad nada está garantizado.
El mérito de los héroes de la calle
Los héroes y heroínas de la realidad son los que tienen más mérito, ¿no crees? Los que están a pie de calle y no nacieron en reinos de fantasía ni en el país de la piruleta.
A héroes como tú y como yo, modestia aparte, nos caen aventuras y misiones por doquier, tengamos o no tengamos cualidades excepcionales. No hay distinción.
Cada día nos levantamos para resolver enigmas y problemas. Nos mantenemos firmes para defender posiciones. Encajamos derrotas parciales o devastadoras. Superamos nuestras limitaciones, en la medida de lo posible. Caemos. Perdemos. Nos levantamos otra vez…
La diferencia es que a nuestra «película» no le ponen una banda sonora tan llamativa y pomposa. A pesar de que la merecemos, porque bien que nos empleamos en la lucha. Así, cada día.
También pasamos por episodios alegres y relajados, cómo no. Digamos que se alternan unos con otros. No como en el «The End» de un cuento al que acompaña la frase: «Y vivieron felices para siempre.»
Los héroes de la calle nacimos para luchar hasta el final… ¡del todo!
Tú, el héroe anónimo
Quizás la palabra héroe te incomode, especialmente si eres una persona sencilla y humilde, que no cree haber realizado ninguna hazaña ni la tiene en perspectiva.
Pero sí eres un héroe o heroína. Lo eres de tu propia historia. Además del mérito de escribirla, tienes el de protagonizarla, con la absoluta garantía de que ninguna otra será igual.
Tienes tus retos, tus armas, tus propias alianzas y todo un camino por recorrer, donde no faltará todo eso que hemos dicho.
Cuando baje el telón (espero que dentro de mucho tiempo) habrás dado vida a un héroe que dejó su huella, grande o pequeña, en este mundo. Eso tenlo por seguro. El día que te vayas se notará que has estado aquí.
Hasta entonces, la misión continúa…
Y la mía, también. Me voy a consolar a Frodo, que no sabe qué poner en el currículum.
Malú dice
Uno pone la fuerza, se cae, se levanta, tropieza, vuelve a la carga… con ganas , aunque algunas veces cueste encontrarlas, pero inyecciones como ésta que nos acabas de pinchar son las que recargan las pilas y premian. Muchiiiiiiiiiiiiiiisimas gracias.
Un besito.
Casandra - TBM dice
Gracias a ti, Malú. Y un besote enorme.
¡Venga! Vamos a cumplir la misión… 😉