Aunque parezca mentira, las personas tenemos aproximadamente 360 articulaciones en el cuerpo.
Se conoce como articulación a la unión entre hueso y hueso, cartílago y cartílago o hueso y cartílago.
Son muchos los problemas que pueden surgir en esta parte del cuerpo humano y, a su vez, son numerosas las causas que los originan. Inciden desde factores genéticos hasta el clima.
Factores como los mencionados no los podemos controlar, pero sí otros muchos. Por eso, a continuación apuntaremos algunas ideas que están en nuestra mano para prevenir dolencias y mantener nuestras articulaciones lo más sanas posible.
- Lo primero que hay que observar es si hay problemas de articulaciones que hayan aparecido anteriormente en la familia, al objeto de esmerarnos con la prevención de los mismos.
Vigilar los kilos de más
Una de las mayores causas de problemas en las articulaciones es la obesidad. Un exceso de peso obliga a realizar posturas que desgastan algunas articulaciones.
Por este motivo, es muy importante realizar actividad física, aunque siempre con moderación y siguiendo unas pautas, como: elegir los ejercicios adecuados, realizar calentamientos previos a la actividad y finalizar la misma con unos estiramientos para disminuir la fatiga en las articulaciones.
Reforzar la musculatura
Si deseas practicar una actividad física más intensa de manera regular, es recomendable reforzar la musculatura que rodea a las articulaciones implicadas.
Para ello, por ejemplo, puedes acudir a un gimnasio donde te orienten sobre los ejercicios idóneos para tal fin… o investigar y practicar tú mismo (cuando estés bien asesorado).
Alimentarse bien
Come variado y no olvides incluir en tu dieta frutas cítricas y muchos vegetales. ¡Ah, claro! Y lo de siempre: Evitar el tabaco, así como el exceso de alcohol.
Incorporar hábitos de higiene postural
Otra de las causas en multitud de problemas con las articulaciones es la ejecución reiterada de determinados movimientos que las dañan.
Caminar erguido, sentarse correctamente o levantar un objeto del suelo manteniendo las rodillas flexionadas son pequeños hábitos que ayudan a prevenir dolencias futuras.
Elegir bien el calzado
Adecúa el tipo de zapato que uses a la actividad que realices en ese momento.
Por ejemplo, si prevés que hoy vas a caminar un montón, decántate por un calzado cómodo y deja los tacones o los zapatos de punta muy estrecha para otro momento.
Acudir al médico
Si tienes molestias continuas o dolor en una articulación, acude a un profesional que realice las pruebas necesarias para diagnosticar convenientemente la causa y te oriente sobre el problema.
Los médicos especialistas en las articulaciones son el reumatólogo y el traumatólogo. En caso de que el problema se derive de un golpe o similar, acude al segundo. Y, si lo que padeces son dolores crónicos, al reumatólogo.
Aunque -no te preocupes- tu médico de cabecera te derivará a uno u otro, según lo considere oportuno.
Prevenir las consecuencias de los golpes
En la medida de lo posible, evita los golpes. Además, no dudes en usar las protecciones adecuadas a las actividades que realices: Cascos, rodilleras, tobilleras, espinilleras o cualquier otro artilugio que amortigüe el impacto, si éste se produce.
Tratemos con cuidado nuestras articulaciones… ¡y todo el cuerpo! ¡Que nos tiene que durar muchos años!
Imagen de Maegan Tintari