¿Quieres mejorar con los años, como los buenos vinos? Está en tu mano el que así sea.
Si decides trabajar por la mejora constante, cosecharás muchos beneficios, como los que vamos a comentar a continuación.
¿Para qué mejorar?
Comenzamos por la pregunta obligada: ¿Para qué quieres mejorar? ¿No eres lo suficientemente bueno ahora mismo?
Claro que lo eres. En este momento, sin mejoras añadidas, eres valioso. Habrá quien insista en que no es así; en que tienes que cambiar ciertos aspectos para convertirte en una persona de ver.
Quizás tú mismo estés entre los instigadores del cambio. Quisieras superar lo que consideras carencias o defectos. Está bien. Tú sabrás.
En tal caso, no tienes que hacerlo desde el odio o el rechazo a la persona que eres hoy. Esa persona, con sus carencias y todo, ha avanzado y aprendido mucho hasta llegar aquí. Merece tu respeto.
Mejorarías por otra razón: regalarte un cambio positivo. Porque mereces ese regalo.
¿Qué mejorar?
Lo que tú decidas. Puedes hacer mejoras en el trabajo (haciéndote más productivo, adquiriendo nuevas habilidades), en los estudios, en tu hobby, en tus finanzas, en tu forma física, en tus relaciones… Donde quieras.
De preferencia, enfócate en pocas áreas, para que puedas notar los avances. Elige lo que sea más importante para ti y ponte a sumar progresos, pequeños y constantes.
¿En qué se traducirán esas mejoras?
Obviamente, dependiendo del área de donde te enfoques obtendrás unos u otros beneficios. Hablemos de los generales solamente:
1. Ganar confianza en ti mismo. La mejora es la que alimenta la confianza en ti mismo. La mejora real y constatable, no los parches.
Existen recursos variados, unos más recomendables que otros, con los que te puedes sentir bien en un momento dado:
- compararte con los que están por debajo,
- sentirte un campeón ahora, tomándoselo prestado al campeón que proyectas ser,
- vestirte con ropa que te favorezca,
- arengarte con frases alentadoras,
- etc.
Pero nada de eso es tan efectivo para tu autoconfianza como mirar el camino que has recorrido, ver lo que has avanzado y darte cuenta de que continúas haciéndolo.
2. Construir el futuro que quieres. Habrá cambios y pasará lo que tenga que pasar. Pero muchos de esos cambios estarán relacionados con las pequeñas acciones que realizas a diario.
Podría haber más felicidad, amor, prosperidad, oportunidades o lo que desees para tu futuro. Y, si se produce ese éxito, no lo explicará todo la buena suerte. Tú lo habrás ido forjando, paso a paso.
3. Hacerte la vida interesante. Estás metido en la aventura de descubrir, aprender, crecer. No hay sitio para el sopor o el hastío.
4. Madurar, en lugar de solo envejecer. Para ti, cumplir años no estaría ligado únicamente a pérdidas (tonicidad, reflejos, memoria, etc.). Aunque, manteniéndote activo, te deterioras menos que si te estancas en la pasividad.
Al sumar mejoras constantes, las velas que pones en la tarta también simbolizan tu crecimiento.
5. Ayudar e inspirar a los demás. Unas veces directamente, gracias a todo lo que has aprendido. Otras, es tu actitud la que les sirve de inspiración para que ellos también se enfoquen en las mejoras que elijan.