Necesitas a los demás para darte cuenta de muchas cosas

Cuando te relacionas con los demás, enseguida te das cuenta de lo que no eres o no tienes.

Quizás, de vez en cuando, te sientes poquita cosa. Quizás no hablas de ello. Barres tus inseguridades debajo de una alfombra y las dejas estar.

¿Y quién te dice que no haya un montón de gente haciendo lo mismo? Observa a las personas que tienes más cerca. ¿Conoces a alguien libre de inseguridades?

Tal vez. Pero seguro que conoces a más personas con carencias e inseguridades que, de vez en cuando, sienten que no están a la altura. Lo mismo que te ocurre a ti.

mujer y su espejo

A quienes nos influyen y educan no les interesa que nos sintamos tan bien (contentos, plenos, seguros y felices). Porque, si fuésemos felices, no podrían vendernos tantos mensajes y productos. Este es otro tema.

El punto es que no estás solo con tus inseguridades. Somos muchos quienes, al relacionarnos con otros, nos damos cuenta de que no somos tan… ¿ocurrentes, guapos, listos?

Y, como hemos cimentado la costumbre de dar mucha importancia a lo que nos falta, se nos olvida lo bueno que tenemos.

Lo bueno también sale a la luz cuando te relacionas con otras personas

Cuando estás con otras personas, te das cuenta de que no eres tan… –no sé qué- como a ti te gustaría. Y, si solo sacas ese tipo de conclusiones, es triste. Porque te estás perdiendo la otra parte.

El contacto con los demás también permite que salga a la luz y se desarrolle todo lo bueno que hay en ti.

Es triste que no te des cuenta de que, solo siendo tú y haciendo lo que haces a diario, estás añadiendo valor a la vida de otros. ¿Cómo es que no lo ves?

En un momento dado, a otra persona le es valiosa tu perspectiva. O tu experiencia. O tu destreza. Tal vez, tu comprensión. O tu gesto de complicidad.

Solo al lado de otra persona puedes darte cuenta de esas cositas que te faltan. Y, sí, como todos, tienes carencias.

Pero, también, al lado de otro es donde tienes la oportunidad de ver que eres generoso (o de serlo más, si quieres); de ver que eres divertido; de ver que puedes decir la palabra que ponga una sonrisa en su cara.

Estando al lado de otro puedes poner el acento en el valor que tienes para aportar.

abuelo y nieta

Lo mejor de la vida siempre es compartido

Esto es una opinión personal, que puedes echar a la papelera sin contemplaciones. O, a lo mejor, le das una pensadita conmigo.

Piensa en un gran éxito del tipo que sea. En tu triunfo, habrá personas involucradas. Cuentan incluso las que te ponen la zancadilla. (Anda que no aprendes con estas…)

Piensa en aquello que te hace feliz. Verás que, en buena parte de lo que te alegra el corazón, hay personas involucradas.

O piensa en tus inseguridades o miedos. Si quieres superar unos cuantos, necesitarás de otras personas. La confianza en ti mismo crece y se refuerza cuando estás con otros.

Nadie se hace fuerte y valiente en solitario. Ni más generoso, ni más divertido o más creativo. Necesita a los demás para darse cuenta de lo que tiene y de lo que puede llegar a aportar.

Queda comprobarlo, como siempre. 😉

Cuando estés con otros y veas aflorar tus carencias e imperfecciones, piensa también en la otra parte: en lo que tú estás aportando o puedes aportar en sus vidas.

Ellos te necesitan. Y tú necesitas a los demás para seguir creciendo.


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