No me calientes la cabeza

Esa frase, la del título (No me calientes la cabeza) está bien que la tengamos a mano, porque alguna vez que otra nos va a hacer falta.

Pero también tendremos que estar dispuestos a escucharla, cuando nos la digan con razón. Faltaría más.

Imagínate ese momento iracundo, cuando la indignación es mayúscula y eres presa de un cabreo gigantesco.

¡La sangre te hierve! ¡La mala leche te hierve! Necesitas que el mundo te escuche. Tienes que dejar salir de ti toda esa rabia…

cerilla

Tu cabeza está caliente y vas a calentar la de otro

Encuentras a alguien y le cuentas el motivo de tu sofocón, no una vez sino varias. Añadiendo insultos, adjetivos que harían sonrojar a una estatua, frases inacabadas…

No te das cuenta, pero a la criatura que te está escuchando le estás diciendo lo mismo veinte veces.

Tú crees que te estás desahogando y lo que seguro estás consiguiendo es que quien te escucha esté deseando perderte de vista.

A mi padre le pasaba esto cuando se enfadaba, especialmente conmigo, que era bastante traviesa.

Cuando empezaba a echarme la bronca, repetía una y otra vez lo que yo había hecho, en un tono de voz muy alto y diciendo palabras poco aptas para mi edad.

Así estaba tanto rato, que yo me arrepentía de corazón no de la travesura, sino de que él se hubiera enterado.

Deduzco que en otros casos es igualmente poco educativo estallar de ira y repetirse como un disco rayado.

Volvamos al desahogo…

Es muy bueno dejar salir eso que nos oprime, por supuesto, pero regodearse contándolo mil veces hasta que pierda sentido, no.

Lo que estamos haciendo al repetir y repetir, además de cansar a quien nos escucha, es reforzar ese malestar.

Hay alternativas que permiten desahogarse sin armar la marimorena.

¿Y qué hay de malo en tratar de relajarse un poco? Lo malo ya está hecho y ahora lo que necesitamos son soluciones, no sentirnos aun peor.

Anteriormente, recopilamos algunas ideas de sentido común para manejar la ira.

Y tú dirás: «Sí, a ver quién es el guapo que, por ejemplo, se pone a contar hasta diez antes de salir a cantarle las cuarenta al listo que me acaba de abollar el coche recién salido de fábrica…»

¿Pues sabes lo que te digo?

Que si te lo he abollado yo, cargo con los gastos y los mareos que hagan falta. No es posible «desabollarlo» dando marcha atrás.

Dime qué puedo hacer o escucha lo que yo propongo. Dame soluciones, en lugar de estar media hora recordándome normas de circulación y acordándote de mi árbol genealógico.

No me calientes la cabeza, por favor, que además estamos obstaculizando el tráfico.

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2 respuestas a «No me calientes la cabeza»
  1. Ayer hablaba de eso con mis amigos. Yo soy de las que se lo come todo (que mal suena xD). Nunca expreso mi enfado, ni mi ira…me lo guardo y cuando ya estoy tranquila, hablo con la persona en cuestión. Cuando la gente se enfada dice cosas que «no piensa» (discrepo de eso, porque antes de salir por tu boca pasaron por tu cerebro). Creo que es mejor relajarse y hablar, seguro que tiene solución, nada es tan grave como para gritarnos unos a otros :).

    Un besazo

    1. TBM – Casandra

      Bueno, cada uno tiene su propio estilo afrontando estas situaciones, que pueden desbordarse si no se acude un poco al autocontrol. Yo sí creo que en un momento de tensión puedes decir cosas que no sientes; sólo para rebatir al otro y descargar el enfado. Pero estoy de acuerdo en que hay mejores alternativas.

      Besoss!!