La excusa del “No puedo”

“No puedo” suena a puerta cerrada, a rendición precipitada, a comodidad… a EXCUSA.

Y es peor cuando te lo dices a ti mismo. “No puedo.” ¿En serio que no puedes? ¿Estás dispuesto a creerte tu propia mentira?

La mayoría de las veces, “No puedo” es una mentira

alcanzar

Se supone que no puedo conducir marcha atrás por mi vecindario a toda velocidad.

La realidad es que sí puedo. Lo que ocurre es que no quiero hacerlo, para evitar herir a alguien y/o tener problemas con la policía.

Lo mismo pasa con otras situaciones en las que respondemos “No puedo” y nos quedamos tan anchos.

Son muy, muy pocas las veces en las que, efectivamente, no podemos hacer algo. ¿Te lo has planteado?

El “No puedo” es una excusa rápida y definitiva

Es cerrarle la puerta en las narices a la oportunidad y echar el seguro, para que no entre.

Así, quienes nos quedamos encerrados somos nosotros mismos.

Yo también me he dicho “No puedo” más veces de las que era cierto. Di por hecho que no podía, cuando la verdadera razón era otra (menos limitante).

  • Dije “No puedo” por miedo a fracasar.
  • Dije “No puedo” porque no se me pasó por la cabeza intentarlo de otra manera.
  • También dije “No puedo” sin considerar que la limitación era temporal.
  • Y, otras veces, dije “No puedo” porque ese día no tenía fuerzas para decir otra cosa.

Más de una vez me he dicho que no podía… ¡Y me lo he creído!

Abre la puerta

  • Quizás ahora mismo no puedes. ¿Qué hay de mañana?
  • Quizás hay otro modo de hacer las cosas. ¿Por qué no investigarlo?
  • ¿Y si la razón es que no te apetece cambiar? ¿Por qué restarte poder a ti mismo? No querer hacer una cosa es distinto de no poder hacerla.
  • Quizás no tienes tiempo para “eso”. No es que no puedas. Es que tus prioridades son otras.

Deja de cerrarte puertas a ti mismo. De ese trabajo no falta quien se encargue. Seguramente, habrá personas que te digan que no puedes hacer tal o cual cosa. No estés tú entre ellas.

Si algo te interesa de veras, no te rindas tan aprisa. Trata de no cerrarte la puerta a ti mismo. Porque, si no es esta oportunidad, puedes aprovechar la siguiente.

Quizás sea difícil. Quizás te dé miedo. O quizás te falte algo de preparación o elegir mejor el momento. Sea como sea, evita decir “No puedo” tan a la ligera.

Empieza a creer que SÍ PUEDES.


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