Hay personas que eligen comportarse habitualmente como las borrascas. Llegan. Te envuelven con nubes oscuras. Descargan sobre ti rayos y centellas. Y te carbonizan la moral.
Si tu moral ya está carbonizada, porque lo estés pasando mal, estos seres borrascosos no se detienen: te la pulverizan.
Ocasionalmente o por una buena temporada, todos hemos sido personas-borrasca. A ver quién puede decir que jamás ha puesto nublos en la vida del prójimo.
Una cosa es eso, estar en plan borrascoso un día o un tiempo. Y otra es adoptar de manera perenne ese comportamiento saboteador.
Vas a hacer… ¿Qué?
Cuéntale tus planes a una persona-borrasca. Hazlo, si quieres encontrar mil motivos por los que no van a funcionar.
Una persona-borrasca suele tener poca o nula fe en sí misma. ¿Cómo va a tenerla en ti o en tus proyectos?
La persona-borrasca no ve más allá de sus nubes negras. Puedes ahorrarte dar explicaciones sobre lo que vas a hacer con tu futuro a una persona tan negativa.
Porque esta persona envenenará tus pensamientos, alimentará tus miedos y te enseñará la cara de la derrota, incluso antes de que hayas dado un paso.
Y, cuando ya estés caminando, descargará sobre ti una tromba de granizo en cualquiera de tus tropiezos.
Personalmente, la persona-borrasca que encuentro más retorcida es la que, a lo anterior, añade la burla sutil o descarada:
– Venga ya… ¿No ves la tontería que estás haciendo?
Quizás tú, en un arranque de coraje, quieras demostrarle que eres muy capaz de hacer lo que te has propuesto. Pues eso, amigo, también te lo puedes ahorrar: una persona-borrasca NO reconoce tus triunfos.
Agua fría sobre tus victorias
Háblale de tus avances, de tus logros o de que has tenido suerte en esto o en aquello. La persona-borrasca minimizará tus esfuerzos y tus aciertos. Intentará hacerte dudar de si mereces lo bueno que consigues.
Tus éxitos no son para tanto. Al igual que encontró mil razones por las que fallarías, encontrará otras mil para desmerecerlos.
Entiéndela. Es una persona tan insegura, que tu éxito o tu felicidad son una amenaza para ella. No puede alegrarse sinceramente por ti.
El sabotaje del día a día
Más allá de tus planes y tus fracasos o victorias con los mismos, la persona-borrasca nubla tu existencia cotidiana. Espera de ti una deliciosa perfección. No menos que eso.
Se molestará por nimiedades. Buscará los errores con lupa. Apuntará arreglos para problemas que no existen.
Y, para aparentar que quiere “tu bien”, se especializará en comentarte todo lo anterior a través de cumplidos muy dudosos.
– ¡Oh! Has hecho la comida… No está mal. Al menos no has quemado el arroz, como otras veces…
“Cumplidos” como ese, son abundantes. Y, si ve tu cara de decepción o molestia, le da lo mismo.
Aléjate de la borrasca
Las borrascas meteorológicas vienen y van solas. De las personas-borrasca has de alejarte tú (física y/o emocionalmente), a menos que quieras pasarte la vida entre nubes negras.
Su comportamiento saboteador no es tu responsabilidad. No está en tu mano decidir si lo cambias o no, porque eso le corresponde a la persona que elige comportarse así.
La decisión que has de tomar es otra: si vas a continuar aguantando a esta persona o si vas a poner distancia de por medio.
Con lo corta que es la vida y la cantidad de personas que hay con mejor clima que esta de la que hemos hablado, ya estás tardando.