Para algunos, la siesta tiene mala prensa. Lo asocian con algo que sólo hacen los niños o los muy perezosos. Y también están los que piensan que este parón rompe el ritmo del día.
¡Pero, no!
La siesta es un placer que rebosa eficiencia y salud
La siesta es saludable, tanto para el cuerpo como para la mente, siempre y cuando se realice de un modo correcto. Incluso hay expertos que recomiendan practicarla en el trabajo (una vez al día, no más). 😉
Pero no queremos confundir siesta con somnolencia…
Si, por ejemplo, te vas en metro por la mañana, los ojos se te van cerrando y echas mini-cabezaditas por el camino, eso no es una siesta (no, una reparadora). Lo más seguro es que, cuando te toque bajar, estés más cansado que antes y más desconcentrado.
La siesta es un tiempo que te tomas para relajarte a gusto (tumbado, habitualmente) y dormir.
¿Cuánto tiempo? El que tú veas: 15, 30 minutos… sin llegar a una hora.
Para que te hagas una idea, una siesta de media hora tiene los mismos beneficios que un sueño de dos horas.
¿Tienes miedo de echarte a dormir la siesta y no despertar hasta el ocaso? Utiliza una alarma o haz la siesta con cafeína que recomiendan los japoneses.
Ésa consiste en tomarte un café antes de dormir la siesta. Dormir durante unos 15-20 minutos y despertarte tras ese tiempo, justo cuando el café comienza a surtir efecto.
Prueba con la alarma. Ya verás como con el tiempo no la necesitas. Tu mismo cuerpo se despertará en el momento adecuado.
Desde el primer día que practiques, descubrirás los beneficios de la siesta. Después de ese ratito de descanso, mejorará tu estado de alerta y concentración, y tendrás más energía para el resto de la jornada.
Luego, no estás perdiendo el tiempo, sino cargando las baterías para trabajar a pleno rendimiento.
Éste, el de la siesta, fue uno de los primeros momentos que homenajeamos en el blog. Es grandioso, ¿verdad? Para que luego digan que todos los placeres engordan o son pecado.
Si quieres echarle un vistazo, incluye algunos apuntes más sobre el tema: Dormir una siesta.