Según los estudios al respecto, en nuestra vida adulta atravesamos períodos de relativa estabilidad (5-7 años) seguidos de unos de inestabilidad (2-3 años).
Y, varíen más o menos las duraciones, lo que sí tenemos en común es que todos atravesamos crisis, más grandes o más pequeñas. Mira, por ejemplo, esa famosa crisis de la mediana edad.
Cuando entramos en ellas, saltan las alarmas. ¿Será necesario dinamitar la organización actual de nuestra vida y girar en sentido contrario?
En muchas ocasiones no hay que llegar tan lejos y, menos todavía, si empezamos a actuar desde que nos damos cuenta de que estamos entrando en esa crisis.
Precisamente, ésas forman parte de las medidas que podemos tomar cuando se acercan las turbulencias:
Presta atención
Uno no entra en crisis de la noche a la mañana. Hay señales que la anuncian, tales como la apatía, el hastío o la sensación de que algo falta.
Lo que no es buena idea es barrer estas sensaciones, metiéndolas debajo de la alfombra como si no estuvieran. ¿Por qué no prestarles atención y reflexionar sobre ellas?
Están ahí. Ignorarlas no hará que desaparezcan.
Sé proactivo
En lugar de ir acumulando malestar hasta que estemos tan hartos que la crisis estalle por algún lado, ¿no es mejor idea actuar cuando tenemos esas sensaciones que hemos mencionado?
Incluso es buena idea reflexionar de tanto en tanto sobre si nuestra vida está discurriendo por el camino que queremos, como si se tratara de un chequeo rutinario.
Qué te dice tu intuición
Con frecuencia nos conducimos «con cabeza», con racionalidad. Tenemos valores, planes y prioridades que atender. Y eso está muy bien, pero también necesitamos escuchar al corazón, al instinto… o como tú lo llames.
No se trata de darle rienda suelta a nuestros impulsos, en plan salvaje, pero tampoco de vivir como robots instalados en una vida cuadriculada.
A veces, el corazón nos dice que vayamos por un camino y la cabeza lo frena, en pos de mantener el orden y la lógica. Pero, ¿y si la corazonada está en lo cierto? No lo podremos saber si no estamos receptivos a esos mensajes.
Sé honesto
La honestidad forma parte del comportamiento asertivo que, en ocasiones, toma años desarrollarlo.
Cualquiera de nosotros puede hacer este ejercicio de instrospección:
¿Cómo soy realmente? ¿Qué quiero? ¿Por qué lo quiero? No es tan difícil. La parte más complicada es defenderlo ante los demás.
Pero, en situaciones como la crisis personal de la que hablamos, se hace necesario hablar con quienes tenemos cerca para decirles cómo nos sentimos y qué necesitamos.
No le temas al riesgo
Las personas solemos arrepentirnos más de lo que no hicimos en su día que de lo que nos salió mal.
Por lo que, si queremos algo, suele traernos más cuenta asumir el riesgo, aprender de él y luchar por lo que queremos.
En resumen, nos podemos armar de honestidad y valentía para plantar cara a estos cambios vitales nos plantea la crisis. Cuestión de ir practicando con pequeños gestos, como decíamos aquí. Así estaremos más preparados…
¡Ah! Y, si resulta que ya hemos sido arrollados por la crisis, que no cunda la desolación. Las crisis son temporales y se sale de ellas. Tenlo por seguro.
Basado en: Life Crisis Prevention Psychology Today
Imagen de notsogoodphotography
Alba dice
Hola cieloooo!!!cuánto tiempo!!!! He estado desaparecida porque me pilló de lleno una crisis como la que arriba relatas. Ya he cogido fuerzas y pronto espero estar a tope como siempre. Un besazo y me alegra ver sigues ayudándonos con cada una de tus entradas :), millones de gracias
Casandra - TBM dice
Holaaaaaaa!!!
Gracias a ti, Alba!!! En mi caso estoy con la crisis que me llega al cuello. Por eso estoy también muy perdida. 😀 Me alegro muchísimo de verte y espero que ya lo tengas todo más o menos controlado. 😉