¿Quién decide: tú o las circunstancias?

Es natural que te sientas asustado, triste o lleno de rabia cuando te encuentras con una situación desagradable.

Te dices a ti mismo que no es justo. ¿Y qué más da que no lo sea? Nadie puede elegir cada cosa que le pasa.

A veces, lo que nos ocurre es fruto de las decisiones de otros, de una combinación de factores que se decantan hacia el lado menos pensado, del azar… o a saber.

Lamentarte de que no es justo, de poco va a sacarte. Barruntar la negrura del futuro partiendo de las circunstancias actuales, tampoco es que te sirva, si no es para sentirte aún peor.

obstáculo

Tú dirás que el miedo, la tristeza o el coraje son los que propician que bajes los brazos. Y claro que influyen. Pero no hay ninguna regla escrita que diga cómo tienes que actuar cuando la vida te sorprende con una bofetada.

Al contrario, las circunstancias adversas son apropiadas para poner en uso tus recursos y sacarte a ti mismo adelante. Son la ocasión indicada para decidirte por una actitud positiva.

Es ahora, que las circunstancias empujan al desaliento, cuando puedes determinar qué vas a aprovechar de lo que ha ocurrido y hacia dónde vas a ir.

Porque ésta no es la primera vez (y, seguramente, tampoco sea la última) que superas un mal trago y decides no bajar los brazos.

Expresa tu malestar. Déjalo salir. Pero no dejes que sea éste o las circunstancias quienes decidan lo que vas a hacer a partir de ahora.

Alguien tiene que tomar la iniciativa para echar a andar de nuevo. Y ese alguien eres tú.


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